Viendo tortugas marinas desovar

Para ser la primera noche en la combi, la pasamos aceptablemente, el mayor problema fue el calor que hacía dentro de la combi, pero por espacio no hubo problemas y dormimos bastante cómodos. Nos levantamos a las 9 y fui a buscar algo para desayunar mientras Andrea ponía al día la página web, Facebook y demás. Ya de paso también comprobamos que la cocina funciona bastante bien, no es que para hacer unas quesadillas de chorizo haya que ser un gran chef pero por lo menos desayunamos bien. También aproveché para comprar algo de fruta y vi una piña pequeña que tenían en la camioneta donde vendían la fruta, nunca había visto una de ese tamaño y en la misma planta, me llamó bastante la atención.

Después de desayunar nos fuimos a dar un chapuzón a la playa y luego hicimos un poco de ejercicio. Alrededor de las 14:00 salimos de Cuyutlán hacia Michoacán con la idea de llegar por lo menos hasta Maruata. En Tecomán compramos nuestra comida base del viaje: pollo. Por 65 pesos nos dieron un pollo y medio.

Continuamos camino hasta La Ticla donde aprovechamos para comernos el pollo. La Ticla es un lugar muy chiquito perfecto para surfistas pero no para bañarse porque la playa tiene muchas rocas así que decidimos conducir un poco más hasta La Manzanillera para ver si allí estaba mejor.

Cuando llegamos a la Manzanillera, prácticamente no había nadie, solo un par de parejas acampadas. La playa estaba muy bonita y se nos estaba haciendo tarde así que decidimos pasar la noche allí. El resto de la tarde nos la pasamos en la playa bañándonos y jugando con Jack Emanuel, uno de los hijos de la señora que se encargaba de rentar palapas. Tratamos de enseñarle a jugar tenis de playa hasta que nos agotó con su energía.

En la Manzanillera no había nada para comer así que preparamos algo rápido que traíamos con nosotros y tan a gusto.

Antes de acostarnos, cuando nos estábamos peleando con los mosquitos (por ahora lo peor del viaje), nos avisaron que había una tortuga del tipo “caguama” desovando en la playa. Agarramos la cámara y fuimos a verla. Cuando llegamos ya estaba terminando de enterrar los huevos, pero todavía alcanzamos a tocarla y hacernos alguna foto con ella. Fue una experiencia bastante bonita porque es un animal salvaje al que sólo se puede ver en tierra firme cuando está desovando. Luego nos contaron que ahora es la época del desove y que hay ocasiones que en una playa cercana llegan a desovar hasta 5,000 tortugas por hora, tiene que ser algo digno de ver.

Emocionados por haber visto la tortuga nos dirigimos a la Zaigua para dormir, pero parecía que la tortuga no sería el único animal que veríamos esa noche…

David