Cuanto más tienes más quieres

Parece que Puerto Escondido nos está enganchando bastante y al final pasamos otra noche aquí. Esta mañana la pasamos liados con cosas de la página y el facebook, conseguimos Internet de un restaurante cercano y aprovechamos a trabajar. El problema era que la conexión era muy lenta y tardamos toda la mañana en hacer algo que en condiciones normales solo nos hubiera tomado un par de horas.

Cuando acabamos nos fuimos un rato a la playa a refrescarnos (hacía bastante calor) y a pensar cúal era nuestro próximo destino.

Se nos estaba haciendo tarde, pero lo mejor era continuar hacía el sur, asi que decidimos salir hacía Mazunte, un pueblo costero que está a una hora de Puerto Escondido. Antes de irnos nos despedimos de nuestros amigos Matías y Mali (también tienen una combi y se dedican a vender diferentes productos) y mientras estábamos en su cabaña vimos que cerca estaban utilizando una manguera para regar. De los bidones que llevamos arriba uno de ellos ya estaba vacio y necesitábamos rellenarlo, normalmente aprovechamos cualquier situación para rellenarlos porque en las gasolineras nos tardamos mucho. Asi que fui a hablar con la persona que estaba utilizando el agua para ver si nos podían rellenar el bidón. El muchacho nos dijo que si pero que tenía que hablar con su patrón. Después de esperar casi 10 minutos, el patrón no aparecía asi que el muchacho decidió darnos el agua. Hasta aquí todo bien, el problema vino al rato cuando ya nos íbamos a ir aparece un hombre preguntándonos que haciamos allí (era el patrón) le explicamos la situación y nos exige de mala manera 50 pesos por el agua. Creíamos que era una broma, pero no. Nos empieza a decir que todo cuesta y blablabla cuando es agua que sacan de un pozo sin pagar a nadie, nos hace poner de malas y le digo que  le regreso su agua, que dónde se la tiró, seguimos discutiendo y al final nos vamos cada uno por nuestro lado.

Después estuvimos hablando sobre ésta situación y nos parece increible como cambia la actitud de la gente según su posición social. Cuando estuvimos en Marquelia, Raúl, una persona humilde, nos ofreció todo lo que tenía a su alcance (nos quedamos en su terreno, nos ofreció sus cocos, frutas...) y sin pedir nada a cambio. Sin embargo ésta persona que económicamente lo tiene todo aún asi quiere aprovecharse de las personas, que lástima que ésta fuera nuestra última experiencia en Puerto Escondido (por cierto el lugar donde tuvimos el incidente se llama El Salvador, ya sabeis al trato que os exponeis si vais allí)

Desde Puerto Escondido a Mazunte, no tardamos mucho y aunque la distancia es corta la diferencia en el ambiente es enorme. Malí (nuestra amiga de Puerto Escondido) ya nos había advertido que ellos habían estado alli hacía un mes y que nos le gustó como estaba el ambiente y decidieron marcharse, enseguida entendimos porque.

Todo está muy privatizado, los mejores lugares de playa están invadidos por restaurantes, cabañas y hoteles. Estuvimos dando vueltas para dejar la combi cerca de la playa pero fue imposible. Asi que la dejamos cerca de la plaza principal y nos fuímos caminando a la playa. La playa es bastante bonita pero el oleaje es muy fuerte, incluso vimos como se realizó un rescate porque una chica no podía salir del agua. Esto nos asustó un poco y decidimos solo tomar fotos y pasear, pero no nos metimos al agua.

Después de la charla, nos bañamos y cuando estábamos pensando en que cenar apareció un hombre que según él venía de la presidencia municipal. Su actitud era bastante arisca y nos dijo que no podíamos quedarnos a dormir en nuestra combi en la calle porque según no se que ordenanza municipal no se podía y que allí había multitud de lugares para quedarnos y nos “invitaba” a que fuéramos a alguno de estos lugares. Si no hubiera sido de noche nos hubiéramos ido del pueblo porque no nos gustó nada esa situación, pero ya eran las 10 de la noche (muy tarde para salir a la carretera) y tampoco era conveniente hacer caso omiso a sus “advertencias” y quedarnos en la calle. Asi que por nuestra seguridad hablamos con la señora del ejercicio y por 40 pesos (que al final le dimos 30) metimos la Zaigua en su propiedad. Luego vimos que el supuesto señor de la presidencia estaba en el porche con la señora  y nos hizo pensar que si no había sido todo un complot. Al final nos fuimos a dormir con un mal sabor de boca, que triste que los que más tienen quieran aprovecharse de los que menos tienen.

David