Pusimos el despertador temprano para hacer algo de ejercicio (Andrea se quedó en la Zaigua ejercitándose en sueños…) y al rato apareció el mismo chico de ayer y ya me entretuve hablando con él, especialmente de fútbol (como en Guatemala, aquí hay una gran afición por la liga española). También se acercó a hablar un hombre que en los años 90 había sido el alcalde de Tela. Me estuvo contando que el próximo año hay elecciones generales y que un cambio de dirección política le vendría bien al país pero todavía no se sabe si el pueblo está preparado para un cambio (hay que recordar que Honduras hubo un golpe de estado hace tres años). Luego me enteré que este hombre era el hermano de “el padre de Marc Anthony”…
En el super compramos lo necesario para estar tranquilos un par de días y nos fuimos hacía la primera comunidad garífuna del día: La Ensenada. Desde Tela tardamos alrededor de 20 minutos en llegar, el último tramo es de terracería pero está en buenas condiciones. La Ensenada son un puñado de restaurantes con alguna casita alrededor situadas a pie de playa. Es una comunidad pequeña que vive principalmente del turismo, las mujeres preparan un delicioso pan de coco (le compramos pan a una señora y comprobamos que la fama de éstos panes es cierta).
Aquí aprovechamos para hacernos la comida (hoy tocó nachos con carne, aguacate y queso) y después fuimos un rato a la playa. La playa apenas tiene oleaje y se ve muy bonita y tranquila. Lo que me llamó la atención es que las mesas y sillas estaban hechas de madera, no había nada de plástico y le daba un toque bastante rústico al lugar. No había nadie y tuvimos la playa para nosotros solos. El día iba transcurriendo muy bien y no nos hubiera importado quedarnos a dormir allí, pero también queríamos visitar Triunfo de la Cruz y para allá nos fuimos.
Triunfo de la Cruz está separado de La Ensenada únicamente por un cerro, no tardamos ni diez minutos en llegar allí. Estábamos buscando un lugar para dormir (si no regresaríamos a La Ensenada) y enseguida vimos un lugar perfecto, al lado de un campo de fútbol y enfrente de la playa, nos gustó el lugar y allí nos quedamos.
Todavía quedaban un par de horas de sol y las aprovechamos para jugar un rato en el agua y luego buscar unas tortillas para cenar. Los garífunas son personas muy amables y aunque tienen su propia lengua tienen un español perfecto.
Antes de que comenzáramos a hacer la cena se acercaron unos niños que venían de la escuela, enseguida agarraron confianza y cuando nos quisimos dar cuenta ya estaban dentro de la Zaigua. Eran muy curiosos y simpáticos, además con el acento que tienen te hacen reír mucho. Al rato se acercaron otros dos niños para vendernos pan y les dijimos que ya era tarde pero si venían mañana les compraríamos un poco.
Lo malo del día vino al final, se levantó una tormenta bastante fuerte y le entró agua a la Zaigua, arreglamos todo para poder dormir pero mañana nos tocará montar campamento para poder secar todo y después si el tiempo lo permite nos vamos a Miami!
David
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Berta Brusilovsky (lunes, 10 septiembre 2012 16:31)
No sabia que Miami era Garifuna, es un lugar impresionante
Emely (martes, 21 mayo 2024 07:50)
Espectacular