Esta mañana el cielo estaba muy nublado, se sentía la brisa, insistente y fría. Me recordó el clima de Juárez – de donde yo soy - en estas fechas. Salimos rumbo al café en el que estuvimos ayer, necesitábamos usar el internet. Mientras yo trabajaba en el blog – y me tomaba mi café-, David fue a una agencia de viajes que estaba al lado a pedir información acerca de vuelos Panamá City – Puerto Obaldía. Tomar ese vuelo significaría 6 horas menos de viaje en una lancha. Le dijeron que debíamos haberlo apartado hace –mínimo- un mes, ya no hay ningún vuelo disponible. Así que vengan 6 horas más en lancha! - mi pesadilla -.
Nuestro plan para el día de hoy fue visitar unos pozos naturales de agua termal, que se encuentran a unos 20 kilómetros de distancia desde Boquete. El pueblo me encantó, así que por mi no hubiese habido problema por quedarnos un día más ahí, pero bueno… hay que seguir.
En el camino nos detuvimos en una cascada, queríamos ver qué tal estaba, quizá darnos un baño ahí, pero la corriente era fuerte y el acceso un tanto complicado. Seguimos hasta los pozos. Tuvimos que dejar la Zaigua al lado del río y caminar poco menos de un kilometro. Para ingresar hay que pagar dos dólares por persona. Por cuestiones de cambio y demás, terminamos pagando solo 3 por ambos.
El lugar no es muy grande, y solo hay tres pozas, las cuales son pequeñas – digamos que para dos a tres personas, si quieres tener suficiente espacio -. Apenas llegamos yo ya estaba entrando al agua, para mi sorpresa, el agua estaba realmente caliente. Me ardía la piel – solo un poco y al principio, pero ardía -, empecé a entrar poco a poco, una vez que logré sentarme en una de las rocas, la temperatura se sintió agradable. Traté de meter todo el cuerpo pero el calor me abrumó.
Luego entró David, le pasó lo mismo que a mí aunque él fue más rápido para entrar por completo. Ya que las pozas no son profundas, puedes recostarte sobre las piedrecillas del fondo y flotar un poco. Decidimos darnos un tiempo “para relajarnos” pero ninguno de los dos pudo quedarse mucho tiempo bajo el agua. Al parecer no fue lo nuestro.
Luego de nuestro tiempo en agua caliente, regresamos a la Zaigua y fuimos al río a darnos un baño. Agua de la montaña! Helada… aquí no era posible entrar poco a apoco, así que contuve la respiración y me metí, me dolía todo de lo fría que estaba jaja. Eso si, el agua fría nos quitó la pesadez que nos había dejado el agua caliente.
Comimos en ese mismo lugar y luego retomamos nuestro camino. Comenzó a llover después de un rato de estar en la carretera, llegamos a ciudad David y ahí nos dijeron que nos faltaban unas dos horas de camino para llegar a la playa en la que queríamos pasar la noche. Ya que pronto iba a oscurecer, decidimos quedarnos en David.
David es una ciudad mediana, con diferentes lugares para comer, muchos bancos, supermercados 24horas, etc. Hay bastante movimiento, y por lo mismo no lográbamos encontrar un lugar donde pudiésemos pasar la noche. Fuimos a la estación de bomberos, un taxista se ofreció para mostrarnos el camino hasta donde estaba; les preguntamos si era posible estacionar la Zaigua en uno de los espacios libres – había muchos -, pero nos dijeron que no era posible, nos recomendaron ir a la estación de Protección Civil.
Protección Civil esta a unas 15 cuadras de la estación de bomberos. Aquí no hubo problemas para quedarnos. Apenas estacionamos la Zaigua yo me quedé dormida, desperté al oír voces – una hora después - , era David platicando con un hombre. Me uní a la conversación, él se llama Ray y estuvo un buen rato platicando con nosotros, es una persona bastante agradable y hace que te enganches a las historias de una manera muy graciosa.
Más tarde Ray nos hizo el favor de llevarnos al súper a comprar el desayuno de mañana y mi cena. Luego pasamos a un puesto que atiende una pareja de colombianos, ahí compramos un hot-dog bastante rico – tenía salchicha, lechuga, papas fritas Pringles, y unas cuatro salsas diferentes -.
De vuelta en la estación acabamos de conocer a Brek – no sé cómo se escribe – un labrador de 4 meses que están entrenando para rescate. Los papás de este perro están también certificados para rescate, y su abuela fue una de las perras que ayudó a encontrar personas en la pasada tragedia en Haití.
Ahora vamos a dormir… Después de una buena platica con los rescatistas panameños.
Andrea
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MARIA ISABELLA (sábado, 23 abril 2022 08:04)
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