Y ya van 4 meses

La noche ha estado bastante ruidosa, el estacionamiento de la policía estaba pegado a la carretera y nos costó un poco dormirnos. Eso sí, no creo que hayamos estado más seguros en estos 4 meses que hoy cumplimos desde que salimos de Guadalajara ya que un policía estuvo haciendo guardia toda la noche a escasos 3 metros de la Zaigua.

Mientras estaba haciendo ejercicio apareció el capitán Arroyo y un compañero para ver como habíamos pasado la noche. Estuvimos hablando un rato y se despidieron aconsejándonos que nos dirigiéramos hacia el Valle de Antón, según ellos es un lugar de montaña bastante bonito. Seguíamos con la idea de ir a algún lugar fresco, especialmente para escapar de los molestos mosquitos que están todo el día detrás de nosotros, y nos pareció una buena idea.

El Valle está a unos 70 kilómetros aproximadamente de Río Hato, tardamos un poco en llegar porque los últimos kilómetros se le complicaron a la Zaigua y además paramos a hacernos el desayuno.

Desde la cascada nos dirigimos hacia el bosque de los árboles cuadrados, dimos unas cuentas vueltas hasta que al final averiguamos donde estaba: dentro de los límites de un hotel. Preguntamos a una persona que estaba ahí por los árboles (parecía un gerente) y nos dijo que no sabía donde estaban esos árboles. Lo que pasó es que como no nos vio el tipo de clientes para el hotel, no le interesábamos y nos dio esa respuesta. Muy mala gestión para uno de los atractivos turísticos de la zona.

Había comenzado a llover y no sabíamos exactamente que hacer, en lo que paraba un poco para poder cocinar fuimos al mercado a curiosear un poco. Nos llamaron mucho la atención unas plumas de pájaros en las que estaban pintados diferentes animales y plantas que se pueden encontrar en Panamá, cada una era una verdadera obra de arte.

Paró de llover, comimos algo y empezamos con la rutina diaria ¿dónde dormimos esta noche? La estación de policía no tenía mucho espacio, en protección civil no encontramos a nadie por lo que decidimos suerte con los bomberos. En el camino paramos en una restaurante chino (hay muchísimos chinos en esta región, vinieron a trabajar en el canal de Panamá y muchos se quedaron) a comprar un café y nos encontramos con un grupo de extranjeros tomando unos tragos. Nada más llegar uno (Mark) nos preguntó si estábamos buscando un lugar para pasar la noche, le respondimos que si y nos dijo que no buscáramos más, que nos podíamos quedar en su casa. Dudamos un poco al principio, pero pensamos en charlar un rato más con ellos para ver que tan buena era esa idea.

El grupo estaba formado por una pareja de canadienses, dos americanos (Mark y Keneth) y otra pareja de un panameño y una nicaragüense. El idioma oficial era el inglés ya que los americanos no hablaban español.

En seguida nos dimos cuenta que Mark era el “líder” del grupo, no paraba de hablar y en cuanto le dimos un poco de confianza no paraba de hacer bromas, todo un personaje. Mark tiene 50 años y dos niñas de 6 y 3 años. Se vino a vivir al Valle para estar más tranquilo pero tiene diferentes negocios en los EEUU. Su amigo Keneth tiene 56 años y él ya está retirado, se vino a vivir a Panamá y no tiene mucho interés en regresarse a los EEUU.

Al final todos se fueron marchando hasta que nos quedamos Mark, Keneth y nosotros dos. Estábamos más relajados con nuestros nuevos amigos y decidimos que no era una mala idea el irnos a la propiedad de Mark.

En realidad Mark posee un terreno enorme en el que tiene su casa, un negocio de construcción, apartamentos en construcción y muchísimo espacio libre. Digamos que para poseer todo este terreno en un lugar como el Valle tienes que ser una persona bastante bien acomodada.

Mark y Keneth nos llevaron hasta una especie de almacén abierto inmenso y techado. Nos dijeron que podíamos utilizar el agua y la luz a nuestro antojo y por lo días que lo necesitáramos. Además podíamos utilizar el baño que está en el apartamento de Keneth sin ningún problema, ámbos fueron bastante amables. Continuamos hablando otro rato allí hasta que se hizo más tarde y cada uno nos fuimos a nuestros respectivos hogares.

Hoy cumplimos 4 meses desde que salimos de Guadalajara haciendo lo mismo que el primer día: levantándonos sin saber que nos va a pasar durante el día pero con toda la actitud de que todo va a salir bien.

David