Ayer aprendimos que negociar con los Kuna es muy difícil, tienen el control absoluto sobre la región y es complicado llegar a un trato con ellos. Tienen sus propias reglas y la única manera es ajustarse a ellas, hoy había que tener todo esto muy en cuenta para poder tomar una lancha hasta Puerto Obaldía.
No dormimos muy confortables en el puerto donde nos dejaron acampar, el suelo estaba muy duro y nuestras espaldas se resintieron pero por lo menos habíamos podido dormir allí. Poco después de las 6 comenzó todo el movimiento en ambos puertos, pero había más actividad en el puerto al que llegamos ayer. Todavía era temprano para encontrar alguna lancha que nos llevara hasta Puerto Obaldía pero aun así estuve preguntando por si acaso.
Efectivamente no había nada, me dijeron que a las 8 o las 10 podríamos encontrar algo pero que quizás tuviéramos que esperar hasta mañana, aquí no hay ningún horario definido.
Nos dirigimos hacía la entrada del puerto y nos sentamos a esperar, ¿qué más podíamos hacer? Empezaron a llegar Kunas de diferentes islas con la intención de irse hasta Panamá ciudad pero ellos también estaban atrapados en el puerto. En la ciudad una manifestación había cortado la carretera y ningún vehículo podía llegar, la situación era ridícula: las lanchas esperaban porque no había pasajeros y los pasajeros esperaban porque no había medio de transporte por carretera, todos estábamos atrapados en el puerto.
Aprovechamos el tiempo para observar los trajes y accesorios que las mujeres Kuna visten. En eso estábamos cuando conocimos a Juliano Guillén, un educador Kuna de 55 años que estaba a punto de acabar su carrera de turismo.
Tuvimos la oportunidad de tener una charla muy interesante en la que nos repitió muchas de las cosas que ayer nos habían contando. La diferencia es que Juliano está más abierto a las críticas y pudimos explicarle abiertamente como nos sentíamos en la región al ser un turismo de mochileros y no un turismo 5 estrellas que puede pagar cualquier impuesto que se inventen pero a que a nosotros nos pone en aprietos.
Entendió la situación y nos contó su punto de vista. Hasta hace 6 años la única manera para acceder a las islas era por mar, entonces no recibían grandes cantidades de turismo. Sin embargo en el 2006 (según Juliano) se pavimentó un camino de tierra que solo utilizaban investigadores y comenzó el auge del turismo. Desde entonces es más fácil acceder a las islas y los Kunas vieron en el turismo la gallina de los huevos de oro: empezaron a recibir mucha gente que quería disfrutar de sus bellezas naturales e iban pagando lo que les iban pidiendo.
Esta es una de las razones por las que la región Kuna es tan cara. Otra es la gasolina, la gasolina ha ido aumentando su precio cada vez más y ahora solo se puede traer la gasolina en vehículos oficiales (anteriormente traían gasolina en cualquier vehículo). Se necesitan grandes cantidades de combustible para ir de una isla a otra y esto hace que cualquier artículo se encarezca el doble o el triple.
Juliano nos dijo que los latinos (así llaman a cualquier persona que no sea Kuna, incluso a los mismos panameños) como nosotros podríamos ayudar con nuestras críticas a orientar un poco el turismo, pero es difícil porque los Kunas son muy aferrados a sus ideas (especialmente si se tocan sus recursos naturales).
Actualmente están en negociaciones para poder emitir "Bonos de Carbono" que multinacionales que sobrepasen sus límites de emisión de carbono compran como una multa impuesta. Los "Bonos de Carbono" traerían decenas de millones de dólares a la región que según ellos se invertirían en servicios básicos como electricidad, saneamiento, salud y educación. Sin embargo hay mucha reticencia a que de alguna manera algún extranjero posea algo de la región Kuna y todavía no se ha llegado a ningún acuerdo. Lo que si es cierto es que si logran estos ingresos quizás en un futuro puedan plantearse la independencia de Panamá.
Todos los Kunas con los que hemos hablado se sienten panameños pero no quieren tener nada que ver con Panamá porque ante todo son Kunas. Por un lado rechazan a los panameños pero por otro lado les exigen mejores servicios educativos y de salud. Saben que ahora mismo no se pueden independizar pero es una idea que no desechan para el futuro y no dudo que lo vayan a lograr aunque no a corto o medio plazo.
Nos despedimos de Juliano porque ya eran las 9:00 y un barco bastante grande se había aproximado al puerto. Me acerqué a curiosear, quizás iba hacia Cartagena o Puerto Obaldía. Uno de los tripulantes me dijo que estaban esperando a 16 moteros para cruzarlos hasta Cartagena, le pregunté si nos podían llevar también a nosotros pero me contestó que no tenían espacio para nosotros, que estaban completamente llenos. No me lo creí porque el barco era enorme y en cualquier espacio podríamos viajar nosotros, pero si no querían hacer ningún esfuerzo no había nada que se pudiera hacer.
Empezamos a preocuparnos porque el lunes como muy tarde queremos estar en Cartagena y si las cosas seguían como estaban ni siquiera hoy íbamos a salir de Cartí. Susie y Paul estaban todavía más nerviosos que nosotros e incluso valoraban la posibilidad de regresarse hasta Panamá ciudad y tomar un vuelo hasta Cartagena.
Se nos notaba la desesperación en la cara y un hombre nos animó a que nos diéramos otra vuelta por el muelle para averiguar si había llegado alguna otra lancha que saliera hacia Puerto Obaldía, toda la gente que trabajaba allí conocía nuestra situación.
Nos acercamos al muelle y tras preguntar a varias personas, un Kuna nos indicó una lancha que quizás pudiera dirigirse hasta Puerto Obaldía. Fuimos a hablar con él y nos confirmó que hacía allí se dirigía. El precio era de $100 por persona, traté de negociar un poco pero no había nada que hacer. No podíamos perder otro día por lo que acordamos irnos con él.
Su lancha era mucho mejor que la de ayer, tenía un toldo que nos protegía del sol (muy importante si íbamos a estar más de 6 horas navegando) y los asientos tenían respaldos para apoyar la espalda, máxima comodidad a la que podíamos aspirar con nuestro presupuesto.
En el muelle conocimos a Jon de España, Etsa de Ecuador y en una isla cercana recogimos a Mario de México y Rafael, su esposa y tres hijos de Colombia. Los 12 nos juntamos para viajar en grupo hasta Colombia.
El trayecto poco a poco se fue convirtiendo en agotador, el sol era implacable y la fuerza de las olas de vez en cuando nos levantaban de nuestros asientos, íbamos a gran velocidad.
Las vistas eran hermosas, Juliano nos había dicho que había unas 360 islas de las cuales únicamente 49 estaban habitadas de las cuales solo en un puñado de ellas había electricidad las 24 horas del día. Había islas en las que solo se veían 3 ó 4 palmeras, otras en las que solo se veía una cabaña, otras que estaban rodeadas de cabañas y apenas si se veía una palmera, otras totalmente desiertas... cada una era diferente a la anterior pero cada una tenía su propio encanto. El agua era cristalina, de un color azul verdoso en el que nadaban peces de todos los tipos y colores, era como si estuviéramos viviendo en una postal.
Después de unas dos horas hicimos una parada en Narganá, aprovechamos para estirar las piernas e ir el baño. En las islas no hay ningún sistema de alcantarillado, a las orillas de las islas construyen sus "baños" y todo se va directamente al mar. Ha sido la única vez en mi vida en la que podía mear y ver peces de colores al mismo tiempo, increible.
Nos montamos otra vez en la lancha y continuamos nuestra travesía. Después de otro par de horas llegamos a Playón Chico. Aquí paramos otro buen rato y tuvimos tiempo para dar una vuelta por la isla. Había un carguero colombiano vendiendo mercancia. Hay varios de éstos cargueros que recorren las islas principales vendiendo víveres y otros artículos. Si uno tiene tiempo ésta es la forma más económica de atravesar las islas Kuna ya que por poco dinero o únicamente trabajando con ellos te pueden llevar desde Panamá a Colombia. El problema es que no hay ningún horario fijo, lo mismo tardan 5 días que una o dos semanas. A nosotros nos hubiera encantado éste medio de transporte pero tenemos una fecha determinada para estar en Colombia y no podía ser.
Mientras estábamos haciendo unas fotos del lugar una señora se acercó y nos dijo que si queríamos sacar fotografías a las personas teníamos que pedir permiso y pagarles. Era algo que ya nos habían comentado pero queríamos comprobar si era cierto.
Todas las cabañas son prácticamente iguales: construcción básica de madera y dentro de cada casa únicamente lo esencial. El color del agua nos invitaba a que nos metiéramos y estábamos a punto de hacerlo justamente cuando nos indicaron que ya nos teníamos que ir, nos quedamos con las ganas.
Después de esta isla vino la parte más difícil, ya no había tantas islas que nos protegieran de las olas y ahora las olas eran más grandes. Una de ellas estuvo a punto de volcarnos, el capitán no pudo tomarla bien y casi nos vamos a nadar con los peces, tremendo susto el que nos llevamos.
Cada vez nos sentíamos más cansados y teníamos ganas de llegar a nuestro destino final. Uno de los motores empezó a fallar y tuvimos que parar en un par de ocasiones, parecía que no era importante.
Llegamos a otra isla en la que pagamos nuestro transporte y hubo cambio de capitán y tripulantes. Nos dijeron que estábamos a 40 minutos de Puerto Obaldía.
El mar estaba bravo y de repente uno de los motores dejó de funcionar, todavía quedaba otro motor. Ya cuando veíamos Puerto Obaldía el otro motor dejo de funcionar ¿no íbamos a poder llegar?
El motor se había quedado sin gasolina, parece que viajábamos con la gasolina justa. Cambiaron los tanques de gasolina de un motor para el otro y por fin podimos llegar hasta Puerto Obaldía. Habìamos tardado casi 7 horas y nuestros cuerpos estaban adoloridos desde los pies hasta la cabeza, había sido agotador.
Al desembarcar mostramos nuestros pasaportes a la policia y nos dijeron que a la mañana siguiente podríamos sellar nuestra salida en inmigración pero no etaban seguros porque era el día de la madre y quizás el oficial se tomara el día libre...
Puerto ObaldÍa es una pequeña aldea costera que en apenas 5 minutos se puede atravesar de lado a lado. Eran las 17:00 y no habíamos ni desayunado ni comido, nuestra prioridad era alimentarnos de cualquier forma. Encontramos una especie de fonda que nos dió de cenar pero tanto la calidad como la cantidad de la comida eran irrisorias. No había otra cosa y nos tuvimos que aguantar.
Estuvimos hablando un buen rato con nuestros compañeros de viaje, compartiendo experiencias y planeando el día siguiente. Desde aquí mañana nos tenemos que dirigir hacia Capurganá en Colombia, un lanchero se ofreció a llevarnos por $15 dólares por persona al día siguiente, era la tarifa "oficial" pero quizas mañana podamos conseguir un mejor precio negociando como grupo.
Nos despedimos de todos y fuimos a buscar un lugar para acampar Etsa, Susi, Paul y nosotros. Le preguntamos a la policía y nos dijo que por orden de la gobernadora estaba totalmente prohibido acampar. Le explicamos que era únicamente para pasar la noche ya que al día siguiente nos marchábamos. Había muchísimos lugares públicos en donde se hubiera podido acampar sin problemas, pero los policias nos dijeron que si nos veían acampar nos iban a multar por lo que nos "aconsejaron" que buscáramos algún hotel para quedarnos (seguro que sus familias era los dueños de los hoteles).
La idea era encontrar una casa privada con espacio suficiente para acampar y pedir permiso. Fuimos a donde cenamos y la señora nos empezó a poner excusas sin sentido pero al final nos cedió un espacio en donde poder descansar unas horas.
Ha sido un día muy largo y hemos conocido la cultura Kuna, tanto lo positivo como lo negativo, hemos admirado sus islas y por fin hemos llegado a Puerto Obaldía, ha sido un día lleno de experiencias. Mañana esperamos llegar a Capurganá y de ahí dirigirnos hasta Turbo y posiblemente Montería, pero bueno mejor no hacer planes porque en esta región uno nunca sabe que va a pasar.
David
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canduterio (martes, 16 abril 2013 08:20)
me aburro
Enrique (martes, 16 abril 2013 22:56)
jejejeje... esos kunas son tercos, cerrados de mente. Tienen unas islas hermosas, pero su actitud nunca ha sido buena.
Carlos (domingo, 25 mayo 2014 10:13)
Te comento que la comarca guna yala ( no es kuna porque en el alfabeto de ellos no existe la letra k pero a ellos se les llaman kuna o indios ) soy panameño y todos los años viajo en año nuevo a pasarlo en esas islas preciosas con mi familia, ellos se dieron cuenta de que lo turistas y nacionales (latinos) pueden dejar muy buena cantidad de dinero en cualquier isla o pueblo y por eso mismo lo hacen, la cultura de ellos en si ha cambiado mucho y están poniendo el dinero como prioridad! saludos
alvgutesc@hotmail.com (lunes, 22 agosto 2016 09:15)
Hola
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