Ayer regresamos tarde a dormir, al terminar de cenar llegaron tres chicas argentinas con las que salimos al malecón, Dany nos llevó a “rumbear” a un lugar que se llama ‘el Mirador’, tiene vista a toda la bahía y se podía ver la luna casi llena, brillando sobre el agua. Estuvimos ahí hasta tarde, luego fuimos a la playa un rato hasta que no pudimos más con el cansancio.
Hoy nos despertó el calor, el sol estaba a pleno y ardía la piel. Fuimos a desayunar, estuvimos un buen rato sentados en la acera viendo a la gente pasar. Caminamos por el malecón, el calor no cesaba ni un poco, nos volvimos a sentar, ahora entre los chicos que venden artesanía. Uno de ellos volteó, rubio y robusto, muy sonriente, un chico portugués que se presentó como Tiago. Él y su novia vienen viajando desde Ushuaia vendiendo artesanía, ambos son chef y cada vez que regresan a Europa se dedican a la cocina, ahorran dinero y regresan al camino y a la artesanía.
Tiago nos contó de él, de sus viajes, y habló de muchos lugares muy hermosos, hizo una lista de los sitios que no debemos perder. Estuvimos bastante tiempo con él, viendo cómo trabajan la artesanía y a los clientes, mientras nos contaba sus historias. El tiempo pasó rápido escuchándolo, el sol estaba por meterse y Tiago corrió a la playa “para aprovechar los últimos rayos del sol para una ducha”.
Fuimos por un jugo y caminamos un poco, nos quedamos sentados frente a un show de payasos argentinos, dos chicos disfrazados que habían reunido bastante gente a su alrededor. El clima era totalmente distinto al de unas horas atrás, el viento corría y se sentía fresco.
Antes de que los argentinos terminaran su show ya estábamos de regreso en la Zaigua. Esta noche dormiremos desde muy temprano, [yo] pensando en el recalentado que tuvo hoy mi familia y el frio que hace allá.
Andrea
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Raffita (domingo, 13 mayo 2018)
y que lugares recomendo ese chico ?