Hasta pronto Taganga

También teníamos que ponernos al día con el blog, no nos podíamos ir de Taganga con el blog retrasado y Andrea se encargó de eso mientras yo iba poniendo en orden la Zaigua y recogiendo las cosas que teníamos esparcidas por el hostel. Cuando terminé me acerqué hasta los puestos de los artesanos para despedirme. Aproveché para comprar unas artesanías a Juan, Juan nos estuvo ayudando mucho al principio y nos dijo que la concha de un caracol que solo se da en ésta área del caribe se vende muy bien una vez trabajada en anillos, pendientes, pulseras… Nos llevamos un poco de ésta artesanía y cuando juntemos más cosas también pondremos nuestro propio puesto, a ver que tal nos va.

Regresé al hostel y Andrea prácticamente había terminado de poner todo al día. Nos empezamos a despedir de todos: Martin, Orlando, Deyanira y los Quatro Quijotes. Otra despedida más y ya van… Nos ha encantado Taganga y esperamos volver pronto aunque nos tememos que todo el turismo que está recibiendo acabe por transformar el pueblo completamente.

Entre unas cosas y otras ya eran casi las 14:00, se nos estaba yendo el día y todavía teníamos que parar en Santa Marta para abastecernos de víveres y agua. También compramos unos materiales para nuestras artesanías y comimos en nuestra pastelería favorita. Andrea me obsequió con mi regalo de Navidad: una hamaca, a ver si la podemos estrenar durante los próximos días. Salimos de Santa Marta casi a las 16:00 y teníamos que llegar antes de las 17:00 a la entrada del parque Tayrona para que nos dejaran entrar.

Llegamos casi a la hora del cierre, mostramos nuestro permiso y en pocos minutos nos permitieron acceder al parque. Lo primero que nos llamó la atención fue la cantidad de gente que había y hay en el parque. Esta primera quincena de Enero es en la que se mueve más el turismo y toda esta región en ocasiones está colapsada de tanta gente. Como nosotros íbamos entrando cuando ya estaba anocheciendo no tuvimos problema en encontrar espacio en el estacionamiento.

Nos dio tiempo a dar una pequeña vuelta y llegar hasta Playa Cañaveral en donde el oleaje estaba bastante fuerte. Atravesamos la zona más “chic” del parque, unas eco-cabañas perfectamente equipadas para el turismo con su área de spa a un lado. Si el dinero es un problema también hay maneras más económicas de dormir en el parque, en la zona de camping por COL$17000 por persona se puede dormir en plena naturaleza.

A nosotros no nos atrajo ninguna de las dos opciones (bueno Andrea se quería ir al spa…) y nos regresamos a la Zaigua a cenar. Mañana nos levantaremos temprano porque tenemos que caminar alrededor de 3 horas para poder llegar a una zona donde nos han dicho que hay menos gente. Hoy volvemos a dormir rodeados de insectos que te molestan a cada segundo, como echábamos de menos estos momentos…

David