Nadie se puede ir de San Gil sin experimentar uno de los muchos deportes y actividades de aventura que se pueden llevar a cabo en la región. A primera hora de la mañana contactamos con Mauricio, dueño de Páramo Santander Extremo (www.paramosantanderextremo.com). Le explicamos el contenido y la finalidad de Zaigua Through the Americas y decidió colaborar con nosotros. Desde Páramo Santander Extremo se ofrecen actividades como parapente, rafting, caminatas ecológicas o las dos que practicamos nosotros: torrententismo en la Cascada Juan Curí y espeleología en la Cueva del Indio.
Comenzamos con la actividad de torrentismo que se realiza en la Cascada Juan Curí. Desde la oficina de Páramo Santander Extremo en San Gil hasta la cascada se tardan unos 40 minutos. Allí nos encontramos con Mauricio y estuvimos hablando sobre el turismo en la zona. Mauricio es unos de los pioneros del deporte de aventura en Santander y Colombia. Lleva 14 años realizando actividades en la naturaleza y nos comentó que no fue hasta hace 7 años cuando el turismo comenzó a despuntar. Mauricio coincide en la fecha con todos los colombianos con los que hemos estado hablando hasta ahora. Debido a los conflictos armados en el país, hasta hace unos años la gente tenía miedo a viajar por carretera y el turismo se movía muy poco. Sin embargo ahora gracias al ejército y la policía nacional las carreteras y las ciudades son más seguras y el número de visitantes ha aumentado. Esto beneficia a regiones en las que antes sus motores económicos eran la agricultura y ganadería ya que ahora también tienen otra opción: el turismo.
Mauricio nos explicó que el “torrentismo” es como el rappel con la diferencia que se hace debajo de una cascada, en el caso de la cascada Juan Curí son 70 metros de bajada aunque la cascada tiene una altura total de 180 metros. Para realizar esta actividad se requieren unas condiciones físicas adecuadas y no estar embarazada o haber sufrido alguna fractura recientemente, pero sobre todo no hay que tenerle miedo a las alturas. Aunque pueda parecer una actividad peligrosa si se hace con guías experimentados como los que trabajan en Páramo Santander Extremo lo único que te tienes que preocupar es de disfrutar. Además estábamos cubiertos por un seguro médico en caso de que pasara cualquier accidente.
Después de unos 15 minutos de caminata llegamos hasta la base de la cascada y estuvimos observando como otras personas realizaban la actividad, unos lo hacían mejor que otros pero todos acababan con una gran sonrisa de satisfacción. Al atravesar el río Andrea se resbaló y se golpeó la rodilla. Andrea se encuentra perfectamente pero decidió no bajar la cascada. Yo me lo pensé por un minuto pero ya estábamos allí y seguí a Mauricio hasta arriba mientras Andrea nos esperaba abajo.
El camino para subir está un poco complicado pero en todo momento había cuerdas en las que me podía apoyar para facilitarme la subida. Después de unos 15 minutos llegamos arriba, allí nos estaban esperando dos guías con todo lo necesario para comenzar la actividad. Me colocaron el casco y el arnés y me explicaron como tenía que bajar: dando saltitos con las dos piernas estiradas mientras que mi mano derecha daba recorrido a la cuerda y mi mano izquierda mantenía el control de mi cuerpo.
Una vez que me encontré al borde de la cascada casi en horizontal y con 70 metros a mis espaldas me entró miedo pero ya no había marcha atrás. Al principio iba tanteando todo con mucho cuidado pero en cuanto le agarré confianza y seguí las instrucciones de los guías comencé a disfrutar del descenso, la mejor parte fue cuando el agua de la cascada comenzó a caerme encima. La bajada se me hizo muy corta y emocionante.
Mauricio nos dijo que Páramo Santander Extremo también realiza una actividad de espeleología en la Cueva del Indio y como estábamos cerca nos invitó a que la experimentáramos. En apenas 20 minutos llegamos a la oficina que tienen en la localidad de Páramo y nos pusieron el equipo: casco, luz frontal y chaleco salvavidas.
En esta ocasión Franklin, un guía local con varios años de experiencia, fue el que nos acompañó. El recorrido tiene una longitud total de 1500 metros de los cuales 890 metros son bajo tierra. Aunque se llama Cueva del Indio en realidad no es una cueva sino una caverna, la diferencia radica en que una caverna puede tener diferente puntos de entrada y/o salida y una cueva solo tiene uno. En esta actividad se atraviesa, bajo tierra, el pueblo de Páramo, se comienza a una altura de 40 metros bajo tierra y se acaba a 120 metros.
El 80% del recorrido se realiza en roca, el 15% en agua y el 5% en lodo. Al principio Andrea no estaba muy segura de lo que iba a hacer, incluso se quería regresar pero enseguida la convencí, encendimos nuestras lámparas y nos adentramos a la oscuridad.
En la primera sala a la que llegamos pudimos ver murciélagos que se alimentan de insectos y frutos, tratamos de pasar haciendo el menos ruido posible para no molestarlos.
Seguimos caminando con cuidado y pasamos alguna zona de lodo y agua hasta que llegamos a la segunda sala, la de apareamiento de los murciélagos. Esta sala es más alta y posibilita a los murciélagos su apareamiento ya que en caso de que se caigan les da tiempo a remontar el vuelo antes de chocar contra el suelo.
Antes de llegar a la última sala, la sala de reflexión y el descanso, tuvimos que arrastrarnos durante unos cuantos metros. En esta última sala se pueden ver los murciélagos hematófagos, son los que se alimentan de sangre. Estos murciélagos tienen muy mala reputación pero nosotros somos los últimos mamíferos de los que tratarían de alimentarse.
En esta sala se reflexiona sobre el salto de 5 metros que hay que dar unos metros más adelante...
En realidad hay que bajar un desnivel de 16 metros, 11 metros por unas escaleras metálicas con gran inclinación y 5 metros saltando. En cuanto vimos la altura con nuestras lámparas empezamos a pensarnos nuestro saltito. Todo se veía muy oscuro y temeroso, era casi como saltar al vacío. Andrea era la primera para saltar, lo estuvo pensando y pensando y al final me dejo el turno. Yo iba muy decidido para saltar pero en cuanto me acerqué al borde me arrepentí. Me entró miedo y comencé a hacer preguntas para ganar tiempo. Después de unos minutos respiré hondo y me lancé, que pasara lo que tuviera que pasar. Todo fue muy rápido y en menos de un segundo ya había tocado el fondo del río con mis pies (es temporada seca y había poca agua en la poza). Andrea al final no se lanzó y bajó por unas escaleras.
Antes de salir de la caverna tuvimos que dar otro pequeño salto a una poza y nadar en dos ocasiones, se sentía muy raro nadar casi en la oscuridad por debajo de la tierra. Finalmente después de una hora aproximadamente salimos al exterior sanos y salvos, fue una experiencia totalmente nueva para nosotros.
Regresamos a las instalaciones de Páramo Santander Extremo y nos dimos una ducha para quitarnos el lodo. Llevábamos todo el día de un lado para otro y estábamos agotados, lo único que queríamos era comer. Mauricio nos invitó a comer a La Ermita, un restaurante local especializado en comida regional. Todo estaba muy bueno pero lo que más nos gustó fue el postre: queso con guayaba (aquí le dicen bocadillo).
Nos despedimos de Mauricio y todo el equipo de Páramo Santander Extremo y regresamos a San Gil. Ha sido un día muy intenso en el que hemos conocido los deportes y actividades de aventura en esta región, muchas gracias a Páramo Santander Extremo por su invitación.
Ahora vamos a descansar porque San Gil tiene más actividades que ofrecer y quizás mañana realicemos otra ya que estamos en el lugar idóneo.
David
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yoly viviana (domingo, 20 enero 2013 00:40)
QUE RICO QUE TODO LES ESTE SALIENDO BIEN MUCHA SUERTE EN SU TRAVESIA QUE DIOSITO LOS PROTEJA EN SU CAMINO
Zaigua (lunes, 21 enero 2013 17:51)
Yoly muchas gracias por los buenos deseos! Un gran abrazo!