El plan de hoy era salir de San Gil temprano en la mañana hacia Barichara, un pueblo que por lo que nos han dicho es muy bello, y está bastante cerca de San Gil. Despertamos tranquilos, al menos yo sí, de saber que hoy no habría que saltar a algún abismo, volar o nadar… Mi corazón y yo necesitamos un descanso. Me alegro de haber terminado la temporadita de deportes extremos en una pieza.
Hoy casi todas las tiendas y restaurantes abrieron más tarde, no había mucho tráfico, así que la mañana fue tranquila. Dimos un paseo para comprar desayuno, desde hace un par de semanas estamos a punto de acabar el propano que utilizamos para nuestra cocinita y no nos ha sido posible encontrar más cilindros ni un lugar donde nos rellenen los que tenemos, por lo tanto estamos limitando mucho el uso de la cocina. Hemos comido muchos fritos: empanadas, empanadas de yuca, papas rellenas, arepas rellenas, flautas de trigo rellenas…. Que nos encantan, pero ya necesitamos un poco de verduras, aunque David se niegue.
Desayunamos un combo de fritos y tinto, regresamos la Zaigua para buscar a alguien que nos pasase corriente, las baterías están completamente muertas desde ayer por la mañana.
Descubrimos lo difícil que es lograr que alguien se anime a abrir su cofre y conectar su batería a la tuya… Después de muchos ‘No’ por respuesta, un hombre accedió a acercar su camioneta – de transporte público- y pasarnos corriente. Desde hace unos días, la Zaigua está demasiado acelerada debido al cambio que hicieron en el pedal del acelerador, para aprovechar a cargarla bien nos fuimos a con un mecánico que la desacelerara.
Los mecánicos se equivocaron, había que ajustarle el cable del acelerador, pero en vez de eso quitaron el carburador, luego se dieron cuenta de su error y hubo que empezar de cero. Estuvimos un buen rato en el taller, por suerte la Zaigua quedó bien.
Nos fuimos a Barichara, después de varios kilómetros descubrimos el pueblo empedrado, con muy bonitas fachadas, rustico, de puertas y ventanas de madera y hierro… Nos estacionamos frente a la iglesia y comenzamos a caminar las calles. Hay muchas tiendas de artesanía, la mayoría con precios muy elevados; también hay varios restaurantes y cafés.
El pueblo es bello y muy tranquilo.
Comimos en una panadería y nos fuimos hacia Guane, otro pueblo que está a nueve kilómetros de Barichara. Hay un camino que lleva a Guane, por el cual se puede ir caminando, es más corto que la carretera.
Guane es un lugar muy pequeño, su arquitectura es como la de Barichara, empedrados, teja y madera. En el área se han encontrado un sinfín de fósiles de animales marinos petrificados, ya que los estudios dicen que esta zona fue mar hace miles de años. En las tiendas de artesanía de Guane es posible comprar estos fósiles; más tarde hablamos con el sacerdote del pueblo y nos aclaró que la venta de los fósiles era ilegal, pero no había nada que lo regulara.
Entramos al museo del pueblo, el cual pertenece totalmente a la iglesia ya que todo lo que se muestra en él ha sido adquirido – en la mayoría de los casos comprado – por la parroquia y sin ayuda del gobierno, según nos dijo el sacerdote Daniel que nos dio el recorrido por el museo.
Hay tres salas de exposición, una se enfoca en los diferentes fósiles y formas marinas petrificadas. La segunda es de la historia de la comunidad indígena Guane, siendo este pueblo el epicentro de dicha cultura hace cientos de años. La tercera tiene objetos religiosos antiguos.
La sala de los fósiles presenta una amplia variedad de ellos, desde rocas de gran tamaño a pequeñitas figuras de piedra. Hay también una gran vertebra de lo que se cree fue un dinosaurio. Es interesante ver la abundancia de estas figuras en el pueblo, incluso en el empedrado frente a la iglesia logramos ver algunos fósiles haciendo de piso.
La sala Guane es similar a la que vimos en Chicamocha, incluso comparten textos explicativos del mismo autor; sin embargo esta exposición presenta más variedad de objetos, incluso se puede admirar una momia Guane, una chica de 16 años. También se observan algunos cráneos que muestran las deformaciones que se hacían en aquel tiempo para denotar autoridad, rango o por mera estética.
Los Guane aprendieron rápidamente el español después de ser conquistados, los textos hablan de personas con gran facilidad para tomar el idioma castellano, “como si les viniera por herencia” se lee en uno de los escritos explicativos, una de las reseñas de los conquistadores. En la actualidad queda poco de esta cultura, su dialecto se redujo a algunas palabras con las que se sigue nombrando uno que otro objeto, y sobreviven pocos apellidos Guane.
En el museo se pueden observar también algunos otros objetos de la época colonial, máquinas de escribir, una caja registradora, un proyector italiano de películas, varas de corrección que eran usadas en los colegios bajo la frase “la letra con sangre entra”, monedas de muchos países, una gran prensa de tabaco, prensa para el queso, y varios antigüedades más.
El recorrido en el museo es interesante, y aborda temas totalmente diferentes uno de otro, lo único que tienen en relación es que forman parte de la historia.
Regresamos a Barichara, se veía más movimiento que por la mañana. Preparamos nuestra comida y seguimos con nuestro recorrido por el pueblo. Es bello.
Ahora nos queda pasar la tarde por acá y ya mañana saldremos de nuevo hacia San Gil para luego comenzar la ruta a Bogotá.
Andrea
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