De arreglo en arreglo mecánico llegamos al departamento de Boyacá

Pensábamos que hoy íbamos a pasar una noche más fresca pero no fue así, aunque estamos a mayor altitud que en San Gil la plaza principal de Barichara nos resguardó del frío. Queríamos ponernos en camino rápidamente pero hoy la Zaigua no quiso cooperar, al tratar de encenderla, la batería estaba totalmente descargada. No debía de ser así, ayer apenas la utilizamos y debería de tener energía suficiente para poner en marcha la furgoneta. Tratamos de arrancarla empujándola pero no fue posible, necesitábamos que alguien nos pasara corriente otra vez.

En la misma plaza principal un hombre nos ayudó pasándonos corriente desde su vehículo y así pudimos ponerla en marcha. No salíamos de un problema cuando nos metimos en otro, al pisar el pedal del acelerador el hierro que nos habían arreglado en Girón se rompió. El arreglo no era muy complicado, solo había que volver a soldar otra vez el metal, sin embargo nos arriesgábamos a que se volviera a romper con la posibilidad de que lo hiciera mientras estábamos en marcha. No quisimos correr más riesgos y nos acercamos hasta un herrero para que nos hiciera una pieza igual a la que se nos había roto.

El herrero tardó una hora en prepararnos la pieza y nosotros aprovechamos para trabajar en la página y desayunar. Recogimos la pieza y se la volvimos a poner en su lugar, bastante sencillo y parecía que todo estaba en su sitio. Ahora solo teníamos que solucionar el fallo eléctrico.

Paramos en San Gil con un mecánico eléctrico y nos confirmó lo que intuíamos, las llaves que tenemos instaladas para utilizar cada batería independientemente no estaban funcionando bien y estaban fallando. Teníamos dos posibles soluciones, o cambiar las dos llaves por unas nuevas o cerrar el sistema eléctrico para que las dos baterías funcionaran como una sola. El mecánico no tenía las llaves que necesitábamos por lo que teníamos que cerrar el circuito eléctrico.

Solucionamos el problema eléctrico y el del pedal del acelerador pero todavía teníamos otra cosilla que solventar. Al regresar de Barichara nos percatamos que aunque la Zaigua funcionaba bien no tenía tanta potencia como antes, había que volver a ajustar el cable del acelerador. Cuando tuvimos ese problema me fijé como le había hecho el mecánico y traté de arreglarlo yo solo. La probamos, vimos que funcionaba correctamente y emprendimos camino hacía Bogotá. Nos fuimos de San Gil demasiado rápido, nos hubiera gustado despedirnos de Alonso y haber comprado algunas cosas pero ya habíamos perdido bastantes horas hoy y queríamos aprovechar las horas de luz que nos quedaban.

La siguiente ciudad en la que paramos fue Barbosa. Desde aquí se puede ir a Bogotá por Tunja o Chiquinquirá, nosotros fuimos por Chiquinquirá ya que es más corto y hay un peaje menos, hay que economizarlo todo. La ciudad de Barbosa es conocida por sus dulces y Andrea no podía dejar pasar esta oportunidad, nos aprovisionó con panelitas de leche y turrón de maní, ajonjolí, almendra y granola.

Desde Barbosa nos dirigimos a nuestro punto final del día, Chiquinquirá. Ésta es la segunda ciudad más grande del departamento de Boyacá y es conocida por ser la capital religiosa de Colombia. En su plaza central se encuentra la basílica mayor de Nuestra Señora del Rosario y también es la sede de peregrinaciones a la Virgen de Chiquinquirá. Lo primero que sentimos al bajarnos de la Zaigua fue el cambio de temperatura, estamos a más de 2000 metros de altitud y aunque es verano en cuanto se oculta el sol se empieza a sentir frío.

Dimos un paseo por el centro y comenzamos a buscar un lugar donde pasar la noche. La policía nos recomendó que nos dirigiéramos a la antigua estación del ferrocarril ya que es un lugar tranquilo y cuenta con vigilancia. Esta estación está en desuso y ahora se utiliza para diferentes actividades lúdicas, actualmente es la casa de cultura.

Llegamos a la estación y estuvimos explicándole a Mauricio, el guarda de seguridad, desde donde veníamos, que hacíamos… y nos dijo que no había ningún problema para quedarnos y pasar la noche, incluso nos dio un pequeño tour por la estación.

Mauricio acaba su turno a las 00:00 y no paraba de hablar, nosotros estábamos cansados y muy a su pesar nos acabamos de meter en la Zaigua a descansar.

Ya estamos cerca de Bogotá y quizás lleguemos mañana, bueno eso si la Zaigua no nos da más problemas…

David