Ultimo fin de semana del año

Sábado, último fin de semana del año. A vender tortilla!

Comenzamos temprano nuestro día, dado que he estado comiendo todo lo que me topo decidí darle un respiro a mi cuerpo y salí a correr – intentaré seguir haciéndolo…-, al terminar nos pusimos con a trabajar en página del hostal, tal como quedamos con los dueños a cambio de usar la cocina y la regadera. Luego cocinamos las tortillas y salimos al malecón.

 

Se siente muy bien llegar al lugar y ver a la gente que nos saluda, o escuchar a otros recomendar nuestra comida. Hay un grupo de artesanos-viajantes –hippies, como mi madre los llamaría- que están en el malecón desde las 11 de la mañana hasta eso de las 10 de la noche, poco a poco vamos conociéndolos y compartiendo historias de los lugares que han visitado y la gente que han conocido

Estuvimos ahí un par de horas y apenas vendimos tres porciones, dos en la playa y uno que se acercó a comprar a la mesa. Decidimos irnos, la gente o compra en la mañana o compra ya cuando el sol esta por meterse –al menos así pasa con la tortilla.

 

Estuvimos trabajando en nuestra página un buen rato, aproveché también para hablar a mi casa y platicar detalles de Navidad y cómo será nuestro año nuevo. La pareja que lleva el hostal nos invitó a recibir el año con su familia, nos pareció un muy buen detalle; por lo que nos contaron habrá muy buena comida y música de vallenato para amenizar la noche.

 

Por la tarde regresamos con nuestra tortilla al malecón. Conocimos a dos españoles que se acercaron a curiosear cómo es que estamos vendiendo tortilla española en Taganga. Uno de ellos corrigió nuestra receta, ya que nosotros le ponemos cilantro para "adecuarla al mercado" –además es el toque mexicano. Al final son cosas que nos entretienen.

 

El malecón al meterse el sol
El malecón al meterse el sol

Nuestras ventas se mantuvieron muy bajas, llego un momento en que yo estaba desesperada por irme, me sentía cansada y la gente pasaba de nosotros totalmente –al menos así lo sentía. David me convenció para quedarnos un rato más, eso a ayudó a que vendiéramos una más. Luego fui a hacer un trueque con la señora de los jugos: una porción de tortilla con pan por un jugo de guanábana. Recogimos nuestras cosas y aprovechamos para comprar verduras y pollo, extrañamos nuestra comida, hace más de una semana que comemos en la calle y comienza a notarse.

 

Ya en el hostal cocinamos y cenamos, después un poco de Skype y ahora a dormir…

Andrea

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