El Parque Nacional del Café nos esperaba y antes de las 9:00 ya estábamos en camino hacia éste parque del que tanto habíamos oído hablar. Hicimos una parada rápida en Circasia para desayunar unas empanadas que vimos desde la Zaigua. Estaban haciendo arepas pero a nosotros se nos antojaron las empanadas de papa y carne, siempre con los fritos… Era temprano pero todo el mundo estaba con la mejor actitud para empezar el día.
Al llegar a Montenegro enseguida notamos que el ambiente era diferente. Nada más aparecer con la Zaigua aparecieron varios jóvenes, corriendo o en bicicleta, tratando de darnos indicaciones hacia el parque. No se veían muy confiables y además eran bastante molestos, si queríamos seguir el camino que señalizaba hacia nuestro destino final nos decían que la carretera estaba cortada y que teníamos que seguirlos. Obviamente no les hicimos ni caso e incluso tuve que hablarles un poco fuerte porque no nos dejaban circular con normalidad. De alguna manera querían conseguir algo de dinero pero no nos pareció la forma más adecuada.
Esta situación me recordó a lo que estuve hablando con un señor en Salento. Este señor había vivido toda su vida en el pueblo y como me llamaba mucho la atención todo el turismo que recibía la localidad comenzamos a hablar sobre este tema. Me decía que el turismo mejoraba la economía del pueblo pero transformaba a los jóvenes perezosos. Me contaba que muchos jóvenes únicamente querían hacer dinero fácil durante el fin de semana llevando turistas a hospedarse o vendiéndoles droga y que durante la semana se gastaban ese dinero en vicios y vuelta a empezar el siguiente fin de semana. Como este tipo de vida es fácil algunos terminaban atrapados en este círculo y con un futuro incierto. Si el turismo bajaba no querían trabajar en el campo y aunque en la región se necesita mucha mano de obra tiene que venir gente de otros departamentos para por ejemplo recoger el café. Los muchachos que nos encontramos en Montenegro me recordaron esta charla.
El Parque Nacional del Café está situado a escasos 10 minutos de Montenegro en un paraje rodeado de cafetales. Este parque se divide en dos áreas una dedicada al café y otra a atracciones. Dependiendo el tipo de visita que se quiere hacer, existen diferentes paquetes que van desde lo más económico que es únicamente la entrada al parque, hasta el más completo que incluye el acceso a todas las atracciones. Una vez dentro del parque se puede comprar las atracciones o shows por separado pero así es mucho más caro. En su página web tienen mucha más información sobre las atracciones y los precios www.parquenacionaldelcafe.com
Nuestra visita empezó en el Museo interactivo del Café que son cuatro salas en las que aprendimos muchos datos sobre este grano que desconocíamos. El café proviene de África (exactamente de Etiopía) y según la versión más aceptada un pastor fue el primero que preparó una infusión con los granos tostados y molidos. Llegó a Colombia en el siglo XVIII y poco a poco se convirtió en el café más famoso del mundo gracias a la marca Juan Valdez. Una gran cantidad de caficultores venden su café bajo esta marca y al estar unidos han conseguido que el café de Colombia sea reconocido internacionalmente.
El departamento del Quindío tiene unas condiciones climatológicas excelentes para este cultivo y se da casi todo el año con dos cosechas por año. En Colombia se cultiva la especie Coffee Arábiga de las que se desprenden seis variedades: típica, borbón, caturro, colombia, tabi y castillo (estas tres últimas las implantó el Centro Nacional de Investigación de Café).
Aprendimos cómo se lava, su proceso de secado e incluso cómo es el proceso para molerlo industrialmente. Una curiosidad del museo es un ordenador en el que introduces tus apellidos y puedes comprobar si hay algún caficultor con tus mismos apellidos y en qué departamento se encuentra. Al parecer yo tengo algún pariente lejano que se dedica al cultivo del café en Colombia, y a mí que no me gusta el café…
Al acabar del ver el museo nos fuimos hasta el show del café por el sendero ecológico. En nuestro camino atravesamos una gran variedad de plantas de café, una réplica de un puente de arrieras y una casa campesina típica de la región.
El show del café es un espectáculo musical que te muestra la historia del grano y las tradiciones de las culturas caficultoras a través de la música y los bailes. Durante media hora estuvimos embelesados por las danzas de los 19 artistas que mezclaban lo tradicional con lo contemporáneo. Este show fue lo que más nos gustó del parque ya que no habíamos tenido oportunidad de conocer bailes tradicionales colombianos con anterioridad.
Salimos del teatro y nos dirigimos hace el área de atracciones. Aquí se pueden encontrar karts, montaña rusa, paseos a caballo… pero nosotros no estábamos muy interesados en esta sección. Fuimos a un show para niños que inculca a los más pequeños valores medioambientales a través de diversas marionetas animadas con forma de animal llamado “El Secreto de la Naturaleza”, montamos en el tren del café que recorre el parque y nos regresamos en el teleférico.
Nos pareció un parque interesante para pasar un día entero divirtiéndote en las atracciones y aprendiendo sobre el grano del café pero lo que más nos gustó fue todo lo relativo al café y el lugar en el que está ubicado.
Al salir del parque nos fuimos hasta Quimbayá para pasar la noche. De nuevo los bomberos nos apoyaron para quedarnos junto a sus instalaciones, incluso el bombero Patiño nos prestó su modem para que pudiéramos trabajar en la página web. Después de visitar el Parque Nacional del Café nos encontramos bastante cansado así que mañana ya decidiremos si continuamos nuestro camino o descansamos un día en este pueblo tan tranquilo.
David
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angela (lunes, 18 febrero 2013 17:50)
Me alegra ver que la estan pasando muy bien.
Un abrazo desde la calera amigos.
William (lunes, 18 febrero 2013 18:23)
Hola Muchachos. Veo que aceptaron las indicaciones que les dí... Un abrazo y espero que me cuenten mucho más de la visita a Colombia.. asumo que ya van rumbo a Cali.....