Esta noche hemos cambiado los ruidos de los coches a los que estamos acostumbrados por los sonidos de la selva: sapos, pájaros, insectos y a saber que animales. Andrea ha dormido un poco intranquila pero ha sido una experiencia totalmente diferente.
Amaneció lloviendo y cuando llegó Paulina con el desayuno nos dijo que probablemente iba a estar así durante buena parte de la mañana. Estuvimos un rato charlando con Paulina de cómo es la vida en la comunidad. Aunque no tienen electricidad, no hay tiendas y llueve constantemente, prefieren este estilo de vida a vivir en una ciudad rodeados de cemento.
A media mañana la lluvia comenzó a amainar y Bolívar y Teresa vinieron a recogernos para llevarnos a pescar. La idea era ir en canoa pero como había llovido tanto, el río estaba crecido y era más fácil llegar caminando. El sol no había aparecido y la temperatura para mí era muchísimo mejor que la de ayer ya que estaba un poco más fresco y no se sentía tanto la humedad. En el camino Bolívar y Teresa nos estuvieron explicando el uso de algunas plantas medicinales. La comunidad se encuentra a varias horas de camino de cualquier centro de salud u hospital y ellos mismos se “medican” con plantas medicinales, únicamente acuden al hospital en caso de gravedad. Incluso los partos se realizan en la comunidad. Nos mostraron plantas que utilizan para cicatrizar las heridas, para la diarrea, para los dolores incluso para neutralizar el potentísimo veneno de la serpiente X, una de las más venenosas de Sudamérica.
Antes de llegar al río paramos en varias ocasiones para recoger diferentes frutas que comeríamos en el almuerzo. Primero recogimos una fruta que se llama pitón y que se puede comer fresca o cocinarla para hacer jugo. Después cogimos ungurahua, una fruta que crece en una especie de piña gigante en lo alto de un árbol. La única manera de recolectarla es trepando el árbol o en nuestro caso tener la suerte de que crezca un liana al lado y golpearla con la liana para que caiga la fruta. También agarramos una especie de hongos blancos para hacer una ensalada y Andrea decoró su camiseta con un colorante natural.
Después de la recolección nos dirigimos hacia el río en donde ya había una persona de la comunidad pescando. Bolívar sacó hilo de pescar y dos anzuelos y con unas palmas en 5 minutos nos preparó unas cañas de pescar. Como cebo llevábamos queso pero como todo estaba muy húmedo conseguimos unas lombrices. Estuvimos alrededor de una hora pescando y entre todos pescamos 7 peces y una “rama”, los peces fueron gracias a Andrea y Bolívar y la rama la pesqué yo… Pescamos una variedad de peces llamados jandía, vieja y chuti, la verdad que no eran muy grandes, por eso el pescador que estaba enfrente observó que nuestro almuerzo iba a ser muy escaso y nos regaló otros 3 peces.
El regreso fue más fatigoso porque volvió a aparecer el sol y otra vez la humedad se hizo insoportable. Fuimos a comer a la casa de Paulina en donde nos prepararon nuestra “exitosa” pesca al estilo maito, cocinados dentro de una hoja. El pescado estaba bastante bueno aunque tenía muchas espinas.
Después de comer descansamos un rato y por la tarde fuimos a buscar yuca para preparar chicha para el día siguiente. En cada país la chicha se prepara de una manera diferente, los Kichwa del amazonas ecuatoriano preparan estaba bebida fermentada con yuca, la cual según ellos, si la toman por la mañana les quita el hambre para poder estar trabajando en la selva hasta la hora del almuerzo. Ya hace algún tiempo que habíamos probado la yuca y sabíamos que es una raíz pero nunca la habíamos recolectado y eso fue lo primero que hicimos en la tarde.
Nos dirigimos hasta la finca de Byron, el presidente de la comunidad, quien nos iba a regalar la yuca. Nos sorprendió ver que la yuca se extraía de un pequeño árbol, nosotros esperábamos una planta. Cortamos el tronco y comenzamos a sacar las raíces al mismo tiempo que Teresa y Andrea las iban pelando. También cogimos camote pero en mucha menor cantidad que yuca, ya teníamos los ingredientes necesarios para preparar la chicha.
Regresamos a nuestra cabaña, lavamos bien la yuca y la pusimos a cocer. El camote únicamente lo rallamos. Cuando la yuca estuvo bien cocida nos pusimos a hacer una especie de puré de yuca que juntamos con el camote. Pusimos la mezcla en una cazuela grande y lista. Ahora solo había que dejarla fermentar. Si la dejáramos fermentar durante varios días, la chicha tendría suficientes grados de alcohol para animar cualquier fiesta.
Mientras nosotros estábamos ocupados con la preparación de la chicha, Teresa y Francisco se encargaron de tostar granos de café y molernos. Este café es muy diferente al que nos hemos encontrado hasta ahora y Andrea ya está relamiéndose solo de pensar que mañana le va a tocar probarlo.
Hemos acabado el día agotados y más nos vale descansar esta noche todo lo que podamos. Mañana Francisco va a venir a recogernos a las 4 de la mañana para ir a tomar la chicha en la casa de Byron, no hay descanso en el Amazonas…
David
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Andrea Richards (martes, 04 junio 2013)
Buenos dias!
Estoy pensando en visitar a Wachimak para enseñar ingles y ayudar con otras cosas. Sueno como ustedes pasaron un tiempo increíble!
Cuantos dias quedaron ustedes? Les enseñaron a los niños? Estoy tratando a aprender todo que puedo antes de mi viaje porque soy una señora viajando sola.
Apreciaría cualquier cosa que pueden compartir. Gracias por la ayuda!
Zaigua (miércoles, 05 junio 2013 08:52)
Andrea, la comunidad Wachimak es un lugar perfecto para realizar un voluntariado, estamos seguros que te abriran las puertas y tu aprenderás mucho tambien. Puedes contactar con Jacabo a través de su email wachimak-ecuador@hotmail.com o a través de la página web www.wachimak.com
Nosotros apenas estuvimos tres días solo para grabar pero tienen una escuela en la que los niños y adultos están deseosos por aprender inglés, te la recomendamos totalmente.
Un saludo
VICTORIA JOHNSON (martes, 05 abril 2022 07:29)
soy la SRA. VICTORIA JOHNSON de PACIFIC FINANCIAL LOAN FIRM SERVICES, un prestamista de préstamos privados que otorga préstamos a individuos, empresas y establecimientos gubernamentales a una tasa de interés baja del 3%.
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