Por diferentes razones, la Navidad es una época cargada de sentimientos para mucha gente y cada uno la vive de una manera diferente. Este año, la carretera dictó su destino y yo me quedé con la Zaigua en Uspallata y aunque me hubiera gustado pasarla con mi familia, Andrea y amigos el destino hizo que nos reuniéramos un buen grupo de viajeros para festejar este día.
Desde hace más de una semana vengo trabajando en el hostel Samadi, mi principal tarea es la captar clientes, y esto me ayuda a conocer a mucha gente nueva de diferentes países. Tanto es así que anoche formamos un grupo de argentinos, franceses, brasileños, un italiano y el español para celebrar de una manera diferente la nochebuena.
Al caer la noche todos nos pusimos a cooperar, unos con el fernet, otros con la carne, otros con la ensalada… Al estar en Argentina, como no podía ser de otra manera, la cena fue muy regional: asado con fernet-cola y vinos mendocinos.
A la medianoche vino la gran sorpresa, de repente se empezaron a escuchar fuegos artificiales mientras el cielo se iluminaba de colores y el ambiente comenzaba a oler a pólvora, todo el mundo se felicitaba. Para mi esa situación era igual a la que se vive el día de nochevieja en España, sin embargo en Argentina parece ser que es tradición las felicitaciones y el jolgorio en nochebuena también.
La noche continuó al ritmo del acordeón y el derbake mientras se escuchaban cantos en portugués, francés o español. Posiblemente no sea la Navidad a la que mucha gente está acostumbrada pero nuestro ambiente navideño multicultural no tuvo nada que envidiar a otros.
David
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