Nuestros últimos días en Uspallata están siendo bastante moviditos. Además de acudir a la boda de Sabrina y Eneas, el viernes comenzó el Festival de Alta Montaña y no nos perdimos casi ninguna de sus actividades.
Este festival es el gran acontecimiento del pueblo y durante todo el año los uspallatinos están esperando esta fecha. La verdad que nosotros decidimos quedarnos en Uspallata hasta mañana en buena parte por el festival.
El mayor atractivo de esta festividad es la música. El viernes comenzaron los conciertos y durante 3 noches, la música folklórica argentina y de otros lugares del mundo no paró de sonar hasta altas horas de la madrugada. Nosotros estuvimos el viernes por la noche y nos gustó el ambiente que se vivía. Además, el precio de la entrada era muy popular para que fuera accesible a todos los bolsillos, solo ARG$15. Estuvimos un buen rato escuchando a los mariachis y la música árabe y después estuvimos dando una vuelta por los puestos de artesanos y la zona de comidas.
El sábado acudimos a dos eventos muy diferentes el uno del otro pero que tienen algo en común: el protagonismo recae en los animales. Primero estuvimos en las carreras de galgos. A unos dos kilómetros de Uspallata se encuentra el “galgódromo”, un lugar acondicionado para que los amantes de los galgos pongan a prueba a sus perros. Las carreras varían entre 150 y 200 metros y corren normalmente dos o tres canes a la vez. Los galgos se colocan en una estructura metálica y cuando se da la orden, salen detrás de un trapo tirado por un motor que simula ser la liebre. Nos impresionó la velocidad que alcanzan estos canes y sobre todo la emoción de los dueños de los perros vencedores.
Más tarde acudimos a la jineteada, la doma por excelencia de los gauchos argentinos. La competencia consistía en que los gauchos debían permanecer sobre los lomos de caballos semi-salvajes un mínimo de tiempo establecido (nosotros vimos el de 8 y 12 segundos). Primero los potros se amarraban a unos enormes postes en donde el jinete se subía con precaución y en un momento dado se soltaba el animal y…. a aguantar!!! Vimos algunos golpes bastante aparatosos que incluso pudieron haber tenido consecuencias serias ya que los gauchos no usaban ningún tipo de protección, por suerte no pasó nada grave. Los jinetes que conseguían permanecer el tiempo señalado encima del caball,o eran “rescatados” por los padrinos, unos jinetes que acudían al auxilio de los gauchos.
El domingo también hubo carrera de caballos pero como el sábado por la noche habíamos estado de casamiento no teníamos mucho cuerpo para ir a ningún sitio… Eso sí, Fede y Rulo quisieron hacernos una cena de despedida y como no podía ser de otra manera fuimos hasta el arroyo a hacer un asado.
Una vez experimentado todas las actividades del Festival de Alta Montaña, mañana nos pondremos otra vez en ruta. El tiempo ha pasado muy rápido en Uspallata (ya hace más de 2 meses que estoy aquí) y aunque nos gustaría quedarnos más tiempo nos tenemos que poner en marcha antes que comience el verdadero invierno en la Patagonia…
David
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