Dejamos Mendoza antes de lo que hubiese deseado. La ciudad es bella, limpia, llena de árboles y con muchas opciones de cosas por hacer. Nos despedimos de los amigos a quienes aún no decíamos adiós y cerramos nuestra estancia en Mendoza con otra grata experiencia: una visita a la bodega Belasco de Baquedano.
Luego de entrar a la imponente finca, nos recibió Luis Suriani, que nos dio una muestra de lo que es la bodega.
Iniciamos el recorrido dentro de las instalaciones, descubrimos el restaurante con las vistas a las 75 hectáreas de viñedos y a lo lejos la cordillera, los pisos de madera caoba daban una atmosfera cálida y amplia al lugar.
En la bodega Belasco de Baquedano las uvas son desgranadas a mano para preservar la integridad de la uva y lograr sabores más intensos. Luis nos habló de la importancia de cosechar la uva en cajas de madera pequeñas, así se evita que las uvas se maltraten, pierdan su jugo y comiencen la fermentación antes de lo debido. Una vez más, vimos la importancia que tiene cada paso del proceso en la elaboración del vino.
Aquí solo se produce un tipo de vino, Malbec. Del cual existen tres líneas: Swinto –que tiene 18 meses de añejamiento-, AR Guentota –que se añeja por 12 meses- y por último Llama, el vino más joven –con 6 meses de añejamiento. Belasco de Baquedano utiliza únicamente barricas europeas, que según nos explicaron, le dan aportes más suaves al vino.
Luego conocimos el lugar que más nos sorprendió de la bodega: el “Salón de Aromas”. En el mundo existen tres salones como este, uno en Francia, otro en Asia y el tercero aquí en la bodega Belasco de Baquedano.
¿Cuál es el objetivo de un Salón de Aromas?: educar al consumidor. Hay una variedad de 46 aromas diferentes, que van desde frutales –fresas, frambuesas, moras, ciruela, limón, etc.-, pasan por los florales –geranios, rosas-, para encontrarnos después con aromas lácteos, hongos, cedro, nueces, menta, tomillo, canela, caramelo… Todos esos aromas, aunque nos parezca difícil, son aromas que se pueden encontrar en el vino dependiendo de la clase de uva, el añejamiento e incluso el corcho. Oler con atención aromas tan variados fue un magnifico ejercicio que me hubiese gustado poder hacer antes y que quisiera repetir.
El recorrido por e Salón de Aromas nos fue bastante útil a la hora de la degustación, ya que pudimos identificar olores en el vino que antes nos pasaban desapercibidos. Así terminamos nuestra visita en la Bodega Belasco de Baquedano. Una experiencia muy grata
Luis nos dio algunas recomendaciones para la ruta, entre ellas algunos sitios con sombre en los que podíamos tomar un descanso ya que el sol y el calor son casi insoportables.
Para terminar bien el día conocimos a Eli y a José que nos hospedan hoy en su casa en San Rafael. Ellos son una pareja que está a punto de comenzar su travesía por Latinoamérica junto con dos de sus perros. Pasaremos aquí la noche, tomando mate, charlando y comiendo pollo al disco que José y Eli prepararán. La manera perfecta de acabar el día.
Andrea
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