Por la ruta 40

Cada país tiene una ruta característica que se llena de viajeros ansiosos por recorrerla, en Argentina esa ruta es la 40 que une el país de norte a sur y en la cual hoy nos hemos pasado todo el día.

Ayer, salimos de San Rafael (aunque nos hubiéramos quedado unos días más), pasamos Malargüe y decidimos dormir en Bardas Blancas, una pequeña villa sin mucho atractivo aparente pero muy tranquila, justo lo que necesitábamos para descansar.

Desde Uspallata ya nos habían advertido que después de Bardas Blancas y hasta Barrancas hay un tramo sin asfaltar con el que teníamos que tener cuidado para no dañar a la furgoneta y no se equivocaron. La primera parte fue muy tranquila pero una vez que cruzamos el río Grande, el camino cambió por completo y nosotros nuestra velocidad, pero bueno, nada que no pudiéramos superar a “velocidad combi”.

En el puente que atraviesa el río Grande nos llamó la atención la cantidad de gente que había tomando fotos y como buenos curiosos fuimos a echar un vistazo. La naturaleza caprichosa había formado unos acantilados impresionantes de roca volcánica a los costados del río. Según nos contaron cuando un volcán cercano hizo erupción, la lava arrasó con todo hasta que llegó al río el cual hizo de barrera natural

Aunque la ruta se nos hizo un poco pesada debido a las horas que estuvimos conduciendo, nos agradó circular por una carretera en la que no te tienes que ir irritando por el tráfico o los peajes. Las horas fueron transcurriendo mientras pasamos Buta Ranquil, Chos Malal hasta que al anochecer decidimos parar y pasar la noche en Las Lajas, un pueblo muy pintoresco y tranquilo.

Ha sido un día rutero como hacía muchas semanas que no teníamos uno y poco a poco nos vamos adentrando más en la Patagonia ¿qué nos deparará esta región?

David