Luego de tres días de haber salido de San Rafael y muchos kilómetros de recorrido, finalmente llegamos a Junín de los Andes, Capital Nacional de la Trucha. Este pueblo ha ganado su fama gracias a la pesca de trucha con mosca que se realiza en el Río Malleo y en el Rio Chimehuin, principalmente.
Para conocer la tradicional pesca con mosca, por suerte pudimos contactar –gracias al amigo del primo del hermano, como suele suceder- con Alejandro Olmedo un militar retirado de 65 años, apasionado por este tipo de pesca, quien actualmente es uno de los mayores especialistas en este deporte en la región de la Patagonia.
Comenzamos nuestra visita a Junín paseando por el centro del pueblo, que en realidad es ya una pequeña ciudad. El lugar se conserva rustico y bello, y a pesar de la afluencia de turismo, sigue siendo tranquilo. La construcción de las casas recuerda las de alta montaña en los Alpes, con algo de influencia mapuche en cuanto a los materiales.
Luego del paseo nos dirigimos a la casa de Alejandro, quien nos recibió en su tienda Patagonia Fly Shop, sentado con la atención puesta debajo de una lámpara trabajando en las moscas, y así dio comienzo mi primer contacto con la pesca. A diferencia de David, que ya ha pescado en otras ocasiones, yo me perdía un poco entre los tecnicismos del deporte mientras Alejandro nos contaba sus experiencias.
Hablar con Alejandro Olmedo es un gusto, la pesca no es solo su pasión, sino su filosofía de vida, y conforme conversas con él te va transmitiendo ese sentimiento –a pesar de que no sepas nada de pesca, como fue mi caso.
Aquí en Junín se fomenta y se exige la pesca “con devolución”, lo que significa que lo que pesques debe regresar vivo al agua. Como nos contó Alejandro, mucha gente no entiende porqué habría que regresar lo que se pesca; la respuesta es: la conservación.
“Si disfrutas de la pesca, la trucha se convierte en tu amiga, así que ¿por qué vas a querer matar a tu amiga?”, “para que una trucha comience su edad reproductiva tienen que pasar al menos 7 u 8 años, esa trucha va a poner alrededor de 5,000 huevas; de esas 5,000 solo dos llegarán a la edad reproductora. Así que cuando pescas una trucha de kilo, kilo y medio, ¿para qué te lo llevas? Ese bicho ya ha pelado mucho para llegar hasta ahí. Si quieres comer trucha ve y cómprala, para eso hay trucha de piscifactoría.”
Opiniones como esa, que nos dio Alejandro, son ya una forma de vida para los pescadores de Junín, sin embargo, para muchos siguen siendo controversiales y para muchos otros es algo irónico, pero como nos dijo Alejandro “La pesca te da la tremenda bendición de poder regresar al animal, sin quitarle la vida; con la caza es muy diferente, tú apuntas y matas, no hay vuelta atrás. Con la pesca no es así.”
Luego de un buen rato de conversación pudimos verlo armando una mosca, con lo cual nos dejó claro lo hábil y diestro que es para la tarea. Para hacer las moscas se utilizan materiales naturales, como plumas de diferentes aves y pelo de ciervo, además de los agregados sintéticos.
El tiempo pasó rápido charlando con Alejandro así que dejamos para mañana nuestra visita al río, a la cual nos acompañará su hijo Nicolás para mostrarnos un poco de lo que es la pesca con devolución en Junín de los Andes.
Antes de iros nos recomendó un muy buen sitio al lado del río para pasar la noche, así que hoy dormiremos alejados de casi todo y arrullados por la corriente del agua.
Andrea
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