La primera tarea del día fue reforzar la seguridad de la camioneta. ¿Cómo lo hicimos? Poniendo cerraduras por dentro para evitar que las puertas se abran a pesar de que fuercen las entradas de la llave por fuera.
Hacer eso nos ha dejado al menos sintiéndonos más tranquilos que los días pasados. Hemos recibido muchos mensajes de apoyo, de personas dándonos ánimos y hasta cooperaciones económicas para que podamos reponer nuestro equipo. Se los agradecemos profundamente, a todos aquellos que están al tanto de la ruta y que la van viviendo junto con nosotros. En las buenas y en las malas.
Salimos de Junín con ánimos renovados, fuimos a despedirnos, o más bien a decir un “hasta luego” a la familia Olmedo, con quienes hemos compartido los últimos días y comenzamos la ruta hacia San Martín de los Andes.
Mientras revisábamos los probables sitios para parar en la ruta hacia Ushuaia tuve la oportunidad de ver fotografías de San Martín, en las que se apreciaba un hermoso pueblito de montaña, rustico, lleno de árboles; de esos en los que se antoja sentarse a tomar un café y ver la gente pasar.
Cuando llegamos a San Martín nos sorprendió que no era ese pueblito silencioso que nos imaginábamos, sino una pequeña ciudad con muchísima actividad y oferta turística. Para ser un lunes, era asombrosa la cantidad de gente que se encontraba paseando por las calles. Algunos caminando, otros en patines o bicicletas; entrando y saliendo de los restaurantes, cafeterías y tiendas de ropa y artesanías; mientras otros tomaban mate bajo el sol a la orilla del lago. Nada mal…
Dimos un buen paseo por el centro, observando el movimiento de gente y poniendo atención en las tiendas, al menos yo sí, especialmente en aquellas en las que lo único que se vende es chocolate en diferentes formas, colores y sabores.
Aprovechamos nuestra tarde para dar un paseo un tanto más cultural, así que nos fuimos al museo del Che que alberga la ciudad desde junio de 2008: La Pastera.
Pasamos más tiempo del que pensábamos en este, que en 1952 fuese el galpón en el que pasó la noche Ernesto Guevara con su compañero de viaje Alberto Granado, después de recorrer gran parte de Argentina en moto y llegar aquí, a San Martín de los Andes.
El museo presenta las travesías del Che, desde la primera hasta la última, además de fotografías y partes de escritos que conforman su legado. Pudimos ver un documental que sigue la vida de Ernesto Guevara, sus andares como guerrillero y sus análisis a la política y gestión de personajes como Mao, Stalin y Lenin; tambien aborda su vida familiar, su pelea en Cuba y en el Congo, sus intentos de conformar un ejercito en Bolivia, su derrota y su muerte.
Es un sitio muy recomendable para visitar si se encuentran en San Martín de los Andes, como cultura general, es algo que le viene bien a cualquiera. El costo es muy asequible y el museo se encuentra a pocas cuadras de la plaza principal.
Luego de ahondar en la vida del Che retomamos nuestro paseo y aprovechamos los últimos rayos de sol, antes de que cayese la noche y bajara la temperatura.
Encontramos un sitio idóneo para pasar la noche: el estacionamiento (sin cobro) frente al lago, en el que encontramos varios viajeros que como nosotros viajan en casas rodantes –la verdad, mucho más grandes que nuestra Zaigua. Un sitio tranquilo, rodeado de árboles y con vista al lago Lácar. ¿Qué mejor?
Por fin tendremos una noche tranquila y sin ruidos, que ya nos hace falta…
Mañana a seguir disfrutando de San Martín de los Andes, seguro nos faltan muchas cosas por descubrir en el pueblo.
Andrea
Escribir comentario
Hilda Cecilia (miércoles, 26 febrero 2014 15:36)
Andrea que lamentable lo que sucedió con la camioneta y la pérdida del equipo, me dá gusto saber que ya tomaron medidas para que en lo posible no se repita y se sientan más seguros.
Hablando del recorrido que están haciendo en San Martín, es envidiable la descripción que haces del lugar sobre todo cuando dices que es un lunes, dan ganas de lanzar el trabajo como gorro de graduación y lanzarse a esos lugares a descansar y disfrutar. Les deseo lo mejor en lo que les resta de viaje y que sigan disfrutando y conociendo lugares y personas interesantes; un abrazo y un beso, esperamos verlos pronto y tenerlos aquí en México donde se les extraña. Saludos.