Que fresquito hacía esta mañana cuando nos levantamos a orillas del lago Llanquihue con el volcán Osorno de fondo, parece que el verano se está acabando y otra vez nos va a tocar pasar un invierno en la ruta…
Sin embargo, esto también tiene aspectos positivos, por ejemplo, en nuestro paseo matutino a orillas del lago encontramos unas zarzas con moras maduras. Andrea no se resistía a dejarlas y que se echaran a perder así que comenzamos a hacer una pequeña recolección, ya veremos que postre nos inventamos con este fruto silvestre.
También, a orillas del lago, se encuentra el museo de Pablo Fierro, un artista chileno especializado en pinturas de casas antiguas que hace unos años inició su propio museo. Nos llamó la atención el lugar ya que en el exterior vimos una combi naranja y un 2CV amarillo y decidimos echar un vistazo. Ya en el interior, nos regresamos unas cuantas décadas y encontramos una gran cantidad y variedad de objetos antiguos. Nos pareció un museo muy particular creado por iniciativa propia para que todos esos objetos no acaben en un basurero como por desgracia muchas veces ocurre.
A media mañana salimos de Puerto Varas y nos dirigimos hasta Puerto Montt, la ciudad más grande que veremos en el sur de Chile. El clima estaba un poco revuelto y el viento se nos metía por todas partes. Estuvimos dando varias vueltas preguntando por el cargador de la cámara pero en ninguna tienda lo tenían y además nos dijeron que iba a ser muy difícil que encontráramos ese artículo fuera de la capital.
Aprovechamos para comer y nos fuimos en dirección a la isla de Chiloé. Desde que entramos a Chile la mayoría de los chilenos con los que hemos hablado nos han hablado de este lugar, no nos podíamos marchar del país sin visitar la isla. Dicen que Chiloé es mágica para todas aquellas personas que creen en duendes y seres mitológicos. Yo no es que sea muy devoto de esas cosas pero tiene que tener algo de cierto ya que en el ferry que tomamos desde Pargua a Chacao la Zaigua se convirtió por arte de magia en un “minibús”, increíble!!
Tomamos el ferry con la empresa Trans Mar Chilay y la verdad que nos ofrecieron un servicio pésimo. Todas las tarifas vienen especificadas en una tabla, en la cual se encuentra la categoría de camionetas dentro del apartado de vehículos, pues nos tocó discutir la mayor parte del trayecto con casi toda la tripulación ya que decían que nosotros éramos un minibús y tenían que cobrarnos como un furgón. Tratamos de enseñarles los papeles del vehículo (en donde claramente especifica que la Zaigua es una camioneta) pero ni siquiera el encargado (un tal Carlos Vera) se dignaba a mirarlos, nos decía que o pagábamos como minibús o nos regresaban. Así que de esta manera tan “mágica” llegamos a Chiloé, nuestra combi se transformó en un minibús… Por suerte hay otras empresas de transporte que ofrecen este servicio y de regreso no vamos a utilizar el ferry de Trans Mar Chilay.
Al llegar a tierra no sabíamos muy bien a donde dirigirnos, podíamos llegar a la ciudad principal (Castro) pero ya se estaba haciendo tarde, teníamos que recorrer otros 100 kms y decidimos hacer noche en Ancud, a unos 25kms de Chacao.
En el camino hacia Ancud comenzamos a observar la arquitectura tan característica de esta región, todas las casas construidas en madera. En Ancud nos dio tiempo a visitar el fuerte de San Antonio construido en 1770 con unas vistas muy bonitas al océano y golfo interior.
Mañana seguiremos descubriendo esta isla con tanto encanto siguiendo las tan sugeridas rutas de las islas y las iglesias.
David
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lili abello (lunes, 03 marzo 2014 14:59)
ME ENCANTA CÓMO NOS INFORMAN!! VIAJAMOS CON USTEDES!!
Rayu (Ruta del Mate) (martes, 04 marzo 2014 03:25)
Me mata la cara de Andrea con las moras en la mano, cual si fuera un tesoro! :)
Y hay veces q hay q lidiar con la santa burocracia... menos mal q a la vuelta tuvieron mejor suerte... :)
Un saludo!
Zaigua (miércoles, 05 marzo 2014 15:53)
Gracias Lili, si es que en la Zaigua entramos tod@s ;)
Rayu, verdaderamente las moras fueron uno de los tesoros de Andrea durante el viaje.