El clima cambió completamente de ayer a hoy, despertamos con sol y nada de viento, el frío disminuyó muchísimo y todo indicaba que así sería el resto del día. Perfecto para hacer otra caminata y ver lo que las nubes nos impidieron ayer.
No fuimos los únicos en aprovechar el buen clima, había decenas de turistas más haciendo trekking o preparándose para escalar con sol.
Esta vez iniciamos la caminata desde el pueblo rumbo al mirador del Fitz Roy y la laguna Capri; un circuito más corto que el que hicimos ayer pero más exigente. El cambio en la temperatura del aire hacia que ya no nos doliera respirar como ayer y eso nos permitía caminar más a prisa.
Pronto estábamos admirando el grandioso Fitz Roy que sorprende a cualquiera. El sitio es en realidad algo espectacular: ver las montañas desde el bosque, el sonido del glaciar al romperse el hielo, la nieve que cubre los cerros, el viento frío…
Nos quedamos en el mirador un buen rato, observando el paisaje y recargando pilas para el regreso. Mientras descansábamos nos percatamos de que venimos en la fecha perfecta por varios motivos: el más importante es que se puede estar tranquilo, ya que la mayoría de los turistas viene en temporada alta –verano; otra razón importante es que como aun no llega el invierno, el frío es bastante llevable, además, el otoño comienza ya a enrojecer las hojas de las arboles que contrastan con la nieve y el hielo.
Unas semanas antes, esto debió haber estado llenísimo de gente caminando de un lado a otro y esperando en fila a hacerse la foto frente al cerro, y unas semanas después, el clima será tan frío que no se podrán hacer caminatas como la que hicimos nosotros. Así que para aquellos que les guste la tranquilidad como a nosotros, les recomendamos esta fecha para visitar El Chaltén.
Ya de regreso llegamos a la laguna Capri en la que se refleja la cordillera, un paisaje lindo, pero si hubiese que elegir entre visitar la laguna o llegar al mirador, definitivamente váyanse al mirador del Fitz Roy.
Regresamos temprano al pueblo y con algo de calor, definitivamente nada tiene que ver el clima de hoy con el de ayer. Los turistas seguían pasando rumbo a los senderos y otros más ya venían de regreso igual que nosotros.
Pasamos un par de horas más en El Chaltén y nos pusimos en camino rumbo a El Calafate. La verdad es que no se nos antojaba para nada ponernos a conducir de nuevo. Los días pasados en que toco ir por camino de terracería David pasó tantas horas al volante, sosteniéndolo duramente contra el viento y las rocas, que ahora tiene algo así como una tendonitis y no puede conducir. Así que ahora me ha tocado a mí ser el chofer, aunque la verdad es mejor porque la ruta se hace menos aburrida desde el volante.
Llegamos a El Calafate, que es ya una pequeña ciudad, parece ordenada y con mucha oferta para los turistas, tiendas y restaurantes por doquier.
Tenemos mucha hambre así que fuimos directamente al supermercado a comprar unas verduras y pan. Esta mañana compramos en El Chaltén una trucha que hemos tenido descongelando todo el día y será nuestra cena junto con lo que acabamos de comprar.
Encontramos un lugarcito, nada especial, que parece tranquilo y no en pleno centro. Aquí cenaremos y pasaremos la noche, quizá mañana encontremos un mejor lugar para pasar la noche y quién sabe, ya veremos qué nos espera mañana.
Andrea
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