A pesar de que ayer el clima estuvo de nuestro lado, hoy tuvimos un largo día de lluvia incesante. Optamos por darnos un descanso y llevar el día más tranquilos. La opción perfecta era un museo, así que visitamos uno que teníamos muchas ganas de conocer: El Museo del Fin del Mundo, que se encuentra frente a la costanera.
El personal del museo nos trató muy bien, son gente muy amable, que además nos compartieron información de la historia de la ciudad. El recinto se divide en salas que tratan diferentes tópicos. Una de ellas relata las características de los pueblos nativos que habitaron la isla de Tierra del Fuego antes de la colonización.
En el área exterior también se puede apreciar una canoa perteneciente a los Yámana; probablemente sea la pieza que más me impactó del museo.
En estas canoas -hechas con la corteza de un árbol- se transportaban las familias Yámana o yaganes: los niños iban en el centro de la pequeña nave y eran los encargados de mantener el fuego que transportaban a todos lados con ellos; la mujer era la encargada de remar y el hombre en la proa, debía estar listo con su arpón para atrapar las presar marinas. A la canoa le acompañan una serie de murales que ilustran en pocos pasos cómo fue el encuentro entre los pueblos nativos y el hombre blanco.
De regreso en la sala también se pueden observar piezas rescatadas de naufragios que ocurrieron hace más de doscientos años.
Hay un área explicativa de las especies de mamíferos que se encuentran en las aguas de la isla, en la que se observan restos óseos de ejemplares de focas.
Otra parte importante del museo concentra una vasta exhibición de aves de distintas especies. Para los amantes de la avifauna y para aquellos que quieran conocer más acerca de los animales de la región, esta es una excelente opción ya que concentra una muestra muy completa y permite al visitante hacerse una buena idea de qué se puede observar en la isla patagónica.
Algo que nos gustó mucho fue la colección fotográfica que se presenta en una pantalla en el recinto, en la que se pueden ver fotografías de hace más de nueve décadas y otras más actuales, que muestran los cambios que ha sufrido la ciudad de Ushuaia con el paso del tiempo.
El museo alberga en una hermosa pieza de madera que perteneció a la proa del velero ingles Duchess of Albany, mismo que naufragó en el año 1893 en las cercanías de la Caleta Policarpo. Esta pieza ha acompañado al museo desde su inauguración en 1979, por tanto es el objeto más distintivo del mismo.
El Museo del Fin del Mundo tiene unas instalaciones anexas a pocas cuadras de las que visitamos, lamentablemente por la hora ya no alcanzamos a visitarlas. El museo está abierto todos los días, sin embargo el horario varía dependiendo de la temporada. Si quieren visitarlo les recomendamos acudir a un punto de información turística para le sindiquen los horarios y costo de éste y otros museos.
Luego de nuestra visita al museo intentamos pasear por el centro pero la lluvia no nos lo permitió, así que optamos por regresar a la cabaña a preparar la cena.
Según las predicciones climáticas, mañana será un mejor día, así que habrá que aprovecharlo al máximo porque se nos van acabando los días en Ushuaia. Por lo pronto hoy, fue un día bien aprovechado, con lluvia o sin ella.
Andrea
Escribir comentario
Carlos vairo (jueves, 27 marzo 2014 15:04)
Lo que muestran en la foto es una canoa monóxila, de tronco. No tiene nada que ver con las canoas de corteza, (son muy diferentes) y estas fueron usadas por mucha gente, en especial en lagos. Su francobordo es bajo y los yaghanes o yamanas no las usaban en este estilo. Por el tipo de navegación.