Bahía Blanca nos atrapa

En casa de Alberto y Graciela se nos va rápido el tiempo, entre comida y charlas pasa el día y de pronto ya es media noche.  El martes Graciela cumplió años e hizo una rica tarta de manzana, para celebrar –o más bien, a petición de Alberto- cenamos “tacos” que preparamos David y yo. A falta de tortillas utilizamos las tapas de las empanadas, y hay que decir que no fue tan mala idea… 

Por la tarde habíamos paseado con Nati en el centro de la ciudad, que en express nos mostró los puntos más característicos de Bahía Blanca, comimos sándwiches de jamón crudo, tomé un café y regresamos a la casa.

Los últimos días he tenido algunos problemas respiratorios y ayer simplemente mi garganta comenzó a cerrarse tato que me hacía respirar con dificultad.  Fuimos al hospital público en donde me nebulizaron y me inyectaron un corticoide como el que le ponen a las personas que padecen de asma.  Revisaron mis pulmones y mi corazón y no había nada mal con ellos, pero la garganta seguía molestándome. 

Ayer fui a con un otorrinolaringólogo para que  me revisara y diagnosticara, esta vez me tocó ir a con un médico privado ya que si sacaba turno en el hospital podía demorar muchísimo más tiempo, además la consulta no fue cara -$250 pesos argentinos-.  El resultado fue una laringe irritada, por suerte nada más que eso.

Hoy Nati nos invitó a su clase de peluquería –una de las tantas cosas que hace esta chica- David y yo seríamos  voluntarios para que nos hicieran un corte de cabello. Fue algo muy divertido y conveniente para ambos bandos.

Nuestro cabello estaba tan seco que antes de cualquier corte hubo que ponernos una máscara humectante en el cabello, primero yo y luego David.

Después pasamos a las tijeras, ahí sí a David le tocó más que a mí, le cortaron un buen mechón de cabello seco.  Salimos bastante confortados de habernos quitado de encima un peso y las chicas contentas de haber practicado con nuestras cabezas.