Ayer y hoy la hemos pasado en casa de Javi, no hemos querido ni salir a la calle, excepto para un paseo que dimos ayer por la noche. Es bastante notorio que teníamos muchísimo cansancio acumulado así que estamos disfrutando bastante de la tranquilidad de esta cabañita y de la compañía de este Quijote-por los Quatro Quijotes, nombre artístico del grupo que conocimos en Colombia- que de cuando en cuando hace fugaces interpretaciones de personajes que varían de acuerdo a la situación, es genial.
A pesar de que Javi nos ha mencionado varias veces las opciones que tenemos para salir a dar la vuelta y ver un poco de naturaleza, nos hemos mantenido custodiando el sofá y la estufa. También hemos aprovechado para trabajar algunas cosas que teníamos pendientes y que ahora podemos hacer con tranquilidad.
Ya que Javi raramente come carne y en sí, come alimentos bastante sanos, pareciera que estamos en un campamento de detox –que mucha falta nos hacía- a base de vegetales. Es bastante gracioso ver a David comerlos.
Esta tarde además se pasó por aquí Sergio, otro de los Quijotes, y se quedó un buen rato a charlar con nosotros acerca de nuestra próxima visita a Buenos Aires. Sergio al igual que Javi, es todo un personaje: baila tango, tiene un espectáculo de burbujas y es bastante bueno para hablar en público. La verdad es que estar con gente como ellos es lo que nos hacía falta, más aun, por el hecho de que luego de Tandil sigue Buenos Aires. Este receso nos viene mejo que bien.
Quizá esta noche cenemos con también con Valeska y Marcelo, los chicos que conocimos al llegar a casa de Javi; tristemente ya nos toca ir despidiéndonos ya que mañana seguimos nuestro rumbo hacia la capital.
Andrea
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