Como en casa

Desde que entramos a Argentina, hace más de 5 meses, constantemente me he encontrado con argentinos que me contaban que sus padres o abuelos eran de tal o cual lugar de España. Por diferentes razones, principalmente ideológicas y de necesidad, la migración española a Argentina durante la primera mitad del siglo XX fue muy acentuada. En aquella época había mucha pobreza en las zonas rurales de España y Argentina recibió y acogió  una gran cantidad de españoles que venían a rehacer su vida buscando una segunda oportunidad. Hoy tuvimos la oportunidad de constatar esta realidad gracias al Centro Salamanca, los paisanos de mi tierra y de mi familia.

Hace unos días contactamos con Ana, secretaría general del Centro Salamanca, para ver si podíamos conocer la institución y  nos invitó a pasarnos hoy a compartir una comida de confraternización. En cuanto llegamos a sus instalaciones nos sorprendimos por las dimensiones del edificio. Construido a principios de siglo XX, éste ha sido la sede social desde hace más de 50 años y cuenta con biblioteca, varias salas de recepción, aulas y hasta un enorme teatro con capacidad para 200 personas.

El centro lo componen alrededor de 650 socios, algunos nacieron en Salamanca y otros son descendientes directos de salmantinos. Nosotros fuimos de los primeros en llegar y Ana nos fue presentando algunos miembros mientras iban llegando. Nos recibieron con mucha afectuosidad y espontaneidad, como si nos conociéramos de toda la vida (a Andrea enseguida la llamaron paisana), contándonos anécdotas de Salamanca y su provincia. 

Como si estuviéramos sentados en una terraza de la plaza mayor, comimos un delicioso cocido mientras nos contaban anécdotas del centro y de Salamanca. Todos recuerdan con añoranza sus raíces, unos porque todavía tienen muy presente su infancia en el pueblo charro y otros porque escucharon tantas veces las historias de sus padres o abuelos que un poquito de ellos también es salmantino. No añoran con regresar porque su vida se hizo en Argentina y acá tienen lazos familiares más fuertes que los que les unen a Salamanca, pero si añoran con recuerdos, como todos hacemos de nuestra infancia y juventud.

Casi todos han tenido la oportunidad de volver a sus pueblos después de muchos años de ausencia, Mieza, Sotoserrano, Villarino de los Aires, Vilvestre, etc. y nos contaban el cariño con el que fueron recibidos y la emoción de encontrase después de décadas, en muchos casos, con sus familiares y amigos.

Al finalizar la comida, Joaquín, el presidente, nos invitó a que dijéramos unas palabras y contamos un poco sobre nuestro proyecto, después la música y la poesía hicieron acto de presencia. Antes de terminar el almuerzo mucha gente vino a comprarnos artesanías para colaborar con nuestro proyecto y en la rifa nos tocó un termo, nada pudo haber salido mejor, hasta nos regalaron un enorme recipiente de comida para la cena