Con orgullo podemos decir que hemos sido parte de la famosa Feria de San Telmo, que tiene lugar todos los domingos –a menos de que llueva mucho– en el barrio de San Telmo, Buenos Aires. Teníamos muchas ganas de poder ir a vender nuestras artesanías a esa feria, así que nos pusimos a investigar y nos enteramos que había una parte de la feria en la que podíamos ‘parchear’ en la calle para vender.
Hoy que llegamos para buscar un lugar, David se enteró de que había un sorteo rifando algunos puestos que estaban libres y por supuesto nos inscribió al momento. La sorpresa fue que ganamos! No tuvimos que parchear en la calle gracias a eso, teníamos un lindo sitio entre muchos otros puestos.
Para medio día ya había llegado muchísima gente, la mayoría turistas buscando algún souvenir o una buena oferta. Sin embargo, no solo había muchísimos compradores, sino también vendedores, la competencia era excesiva. Nos fue fatal en nuestras ventas –aun nos reímos de lo mal que nos fue – y definitivamente no es algo que repetiríamos. Por otro lado, pasear y comprar en San Telmo es un disfrute: encuentras cositas pintorescas a buen precio y aunque no vayas de compras, solo ver lo mucho que se ofrece es entretenido.
En la calle se escuchaban los tangos repicando entre el bullicio de la gente. Más tarde se escuchaban batucadas y de cuando en cuando, solo se oía el ruido de los paseantes y vendedores. Se ofertaba comida de todo tipo, café, postres y alimentos orgánicos. Nosotros optamos por la pizza.
Antes del atardecer recogimos nuestro puesto y nos despedimos de los vendedores que teníamos a nuestro lado. Nos fue mal económicamente pero fue una nueva experiencia de que seguro aprendimos algo.
La próxima vez tendremos que optar por venir a comprar en vez de vender. J
Andrea
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