Anoche llegamos a Montevideo, nos quedamos justo en el centro del casco antiguo de la ciudad, así que hoy teníamos todo bastante cerca. Paseamos por la ciudad y tomamos algunas fotografías de los antiguos edificios que adornan los alrededores de la Plaza Independencia. Por suerte el sol nos acompañaba esta fría mañana.
Poco antes del mediodía tuvimos la oportunidad de visitar el Museo Andes 1972, un espacio en el que se cuenta la historia de lo sucedido en el accidente aéreo de 1972 que tuvo lugar en la cordillera andina, entre Chile y Argentina. En el vuelo viajaban 45 personas: el equipo de rugby Old Christians y algunos de sus familiares.
Al llegar nos recibió Jörg P. A. Thomsen-fundador del museo- quien con un té caliente comenzó la visita que nos llevaría a través de los 72 tortuosos días que tuvieron que soportar los 16 sobrevivientes de esta increíble odisea: a menos 30 grados bajo cero, a más de 3,500 metros de atura, muchos de ellos lesionados por el accidente, sin ropa de abrigo, sin medicamento, sin agua, sin comida…
Esta visita es sumamente interesante, no solo porque te pone en el lugar de quienes sufrieron esta tragedia, sino por todo lo que rescata de esa situación, principalmente el espíritu solidario que marcó este caso.
El 13 de Octubre de 1972, el avión 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrella en la cordillera andina dejando 12 pasajeros muertos a causa del accidente. A los ocho días de la tragedia se da por terminada la labor de búsqueda del avión, descartando que pudiese haber alguien vivo. De los 33 pasajeros restantes solo 16 sobrevivieron hasta el 22 de diciembre del mismo año, día en que fueron rescatados gracias a que dos de ellos cruzasen la cordillera rumbo a Chile, empujados por la esperanza que les quedaba, fue así que encontraron a un arriero: Sergio Catalán, quien dio aviso a las autoridades de que había sobrevivientes del accidente.
En el recinto se pueden apreciar objetos originales de los pasajeros –ropa y piezas de abrigo hechas por ellos mismos con las cortinas o los forrajes de los asientos del avión, así como las gafas que diseñaron para evitar la ceguera causada por la reflexión de la luz en la nieve. También se pueden apreciar piezas del avión y copias de las cartas que escribieron algunos de los pasajeros a sus familias en los días de espera en la nieve.
La historia de la tragedia y del milagro de los sobrevivientes, es una lección de vida y de lo que representan las ganas de vivir.
Jörg Thomsen ha realizado una excelente labor de investigación en cuanto al caso, y eso es algo que transmite en estas visitas. Si están en Montevideo no duden visitar este lugar en la calle Rincón 619, en la antigua ciudad.
Al dejar el museo necesitamos de un paseo por las calles de Montevideo para digerir la fuerte historia que habíamos escuchado. Por suerte, el sol seguía acompañándonos.
Andrea
Escribir comentario