La ruta nos trajo hasta Cabo Frío, una vez aquí, optamos por pasar la noche en Playa las Conchas, un rinconcito de mar bastante lindo a pocos kilómetros de la ciudad. Anoche no había nadie excepto el velador que guarda los restaurantitos que bordean la costa. Teníamos la playa para nosotros solos, pero el cansancio y el frio que hacia nos metieron a la cama apenas se apagó el motor de la Zaigua.
Hoy despertamos con algo de fresco, mucho sol y poca gente. Se sentía como se sienten los domingos: con ganas de tomar café todo el día y no salir de la “casa”. Paseamos entre los cactus y rocas en las que azotaban las olas y al poco rato regresamos a la camioneta a desayunar y trabajar un poco en el blog
Por la tarde fuimos al mall que está en la ciudad de Cabo Frío, el único sitio en el que encontramos internet. Brasil se nos está complicando en esa cuestión: nos es muy difícil encontrar wifi para trabajar; ahora sí que ni en McDonald’s hemos podido conectarnos. Así que ya que encontramos internet en el mall había que aprovecharlo.
Hemos llegado a un punto del trayecto en el que hay que comenzar a hacer planes y tomar decisiones. Como ya lo habíamos mencionado, estamos en la recta final de la travesía que estamos haciendo en Latinoamérica y que se supone terminará en Venezuela. Tenemos que averiguar lo que nos costará regresar a casa y planear cómo sacaremos adelante el proyecto-para poder difundir todo el material que tenemos de los países que hemos recorrido-y definir cuál será el siguiente paso a dar.
Por lo pronto sabemos dónde vamos a pasar la noche, será en una playa muy linda en Arraial do Cabo, una población vecina de Cabo Frío.
Andrea
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amelia (sábado, 13 septiembre 2014 07:26)
Me agrada lo de estar pensando en lo futuro. Es bueno organizar con tiempo lo que vann a hacer.