Costa del Sol

Nuestro último fin de semana en el estado de Rio de Janeiro fue muy playero pero también muy ventoso por lo que no pudimos disfrutar del mar como nos hubiera gustado.

El viernes por la noche llegamos hasta Arraial do Cabo, un pueblo costero con varias playas que hacen la delicia de los amantes del kite surf. Nosotros tratamos de buscar una playa un poco alejada de la ciudad y nos acercamos hasta las playas del Pontal. Como llegamos al anochecer no nos dimos cuenta de la belleza de estas dos pequeñas playas hasta que nos levantamos. 

Para llegar hasta las playas hay que bajar un tramo de escaleras con más de 250 peldaños pero el final tiene su recompensa, dos  playas de arena blanca y fina que parecen sacadas de una postal. A primera hora de la mañana el lugar era encantador ya que no había nadie pero luego poco a poco comenzó a llenarse de gente y entre eso y el viento decidimos movernos de zona.

Nos costó un poco salir ya que el camino está en muy malas condiciones y había mucho tráfico pero pudimos volver a la carretera principal sin ninguna incidencia.

Llegamos a Buzios y ahí pasamos la noche. Nos habían hablado mucho de Buzios ya que es el lugar más visitado del estado después de Rio de Janeiro. Buzios es una península con más de 20 playas habilitadas para el baño con el pequeño inconveniente de que sus aguas están muy frías debido a las corrientes marítimas provenientes del polo sur.

Paseando por el centro enseguida nos dimos cuenta que el motor económico de la ciudad es el turismo que viene a relajarse unos días en la Costa del Sol. Entre tantas playas es difícil quedarse con una pero para nosotros la más bonita fue la playa Azeda.

Hubiéramos podido quedarnos algunos días más, incluso trabajar por una temporada aquí, pero entre que el viento nos empezaba a cansar y que nos quedan unos miles de kilómetros que recorrer en Brasil en dos meses, nos pusimos otra vez en ruta. Próximo destino, quien sabe, ni nosotros mismo lo sabemos…

David