Los lugares turísticos atraen a miles de visitantes cada año por ocio, deporte, paisajes, etc. Sin embargo, en muchas ocasiones con el paso del tiempo esos lugares pierden su verdadera esencia ya que todo se monetiza y de una u otra manera la gente va cambiando. Los visitantes ya no se ven como personas sino como carteras y las relaciones personales se centran en dar un buen servicio al turista para que deje más dinero y vuelva.
Cuando llegamos a pueblos o ciudades que están fuera de la ruta turística normalmente esto no pasa, la gente quiere conocernos porque les llama la atención de dónde venimos y se sienten muy orgullosos de que unos “gringos” hayan decidido visitar su localidad, es una verdadera experiencia multicultural imposible de vivir en el hotel con las mayores “comodidades” del mundo.
Llegamos a Eunápolis con la intención de vender en su feria anual de flores que se celebra en una de las plazas más céntricas de la ciudad. Estuvimos conversando con la organización sobre la posibilidad de cedernos un espacio para poder vender nuestras artesanías pero como no habíamos seguido todo el protocolo nos invitaron a vender afuera de la plaza.
Carlos, un “hot-doguero” que lleva casi 15 años vendiendo en la plaza, nos cedió parte de su espacio para que colocáramos la Zaigua y pudiéramos trabajar. Un detallazo que nos ha permitido estar vendiendo todo el fin de semana y sobre todo conocer un poquito más sobre la cultura bahiana.
Nos hemos encontrado con gente muy amable que se ha acercado a conocernos, charlar sobre el viaje, ofrecernos su casa para ducharnos o incluso traernos comida. Entre todas esas personas nos hemos encariñado especialmente con Gilvan y Nicole.
Gilvan es un camionero de Salvador que lleva medio año trabajando en Eunápolis transportando celulosa. Desde que lo conocimos, todos los días pasa un rato a conversar y nos está ayudando a mejorar nuestro portugués, como le decimos, es nuestro profesor particular.
Nicole es la señora que atiende el puesto de hot-dogs y siempre es muy atenta con nosotros. Es una persona que nos hace reír con sus expresiones y le hace mucha gracia nuestra casita rodante. Le tiene un cariño especial a Andrea, incluso le regaló un frasco de colonia.
Además de hacer nuevos amigos nos volvimos a encontrar con los “viejos”. El viernes llegaron Aldo y Juli de Trancoso y hemos hecho nuestro propio rincón artesanal en la plaza, parecemos una atracción más de la ciudad.
En principio íbamos a marcharnos mañana y continuar nuestro camino pero vamos a consultarlo con la almohada, a lo mejor nos quedamos un poco más por acá, Eunápolis nos quiere retener.
David
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Gabo (martes, 31 enero 2017)
Felicitaciones mi sueño es un viaje simililar con mi madre .