Cuando comenzamos a pensar en un vehículo para nuestro proyecto solo nos venía a la cabeza una opción: una Volkswagen Combi.
Necesitábamos un vehículo que pudiéramos adaptar para vivir y viajar y una combi era perfecta. Posiblemente las furgonetas modernas sean más cómodas y/o confiables pero nadie nos sacaba de nuestra idea de viajar en una combi, nos daba igual ir despacio o tener dificultades para encontrar repuestos, queríamos una combi.
Comenzamos a investigar sobre que modelo sería el más adecuado y básicamente teníamos dos opciones: que el motor estuviera refrigerado por aire (modelo antiguo) o por agua (modelo moderno). Iván, nuestro mecánico, nos dijo que debiamos utilizar una refrigerada por agua ya que nos iba a dar menos problemas y podríamos encontrar alguna con un buen cilidraje.
En México todavía circulan muchas combis y hay bastante oferta, el problema era que muy poca gente quería vender su combi refrigerada por agua. Después de varias semanas buscando la combi adecuada teníamos dos candidatas y al final nos decantamos por nuestra Zaigua.
Durante más de un mes estuvo en el taller mecánico de Ivan poniéndose "bonita" y arreglando cualquier detalle que nos pudiera dar problemas durante el viaje. Le pusimos casi todo nuevo e incluso le rectificamos el motor.
A la vez la fuimos adecuando por dentro: las cortinas, la cama, el closet, el porche, la ducha, una parrilla, etc. Gracias a la ayuda de Iván, el gato y el tuercas transformamos una Combi del 93 en nuestra casa durante los siguientes meses.
Por ahora se ha portado muy bien y nos ha dado algún problemilla especialmente con los rodamientos y el pedal del acelerador. Nos han roto un vidrio trasero y otro delantero, un espejo y nos han tratado de robar en dos ocasiones, pero no ha pasado nada grave y funciona como una campeona.
Nuestros conocimientos mecánicos son básicos pero gracias a los clubs VW y mecánicos especialistas en VW hemos podido continuar nuestro camino, y lo que nos queda...
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